La editorial de hoy de Gestión: “Resultados, resultados y resultados”

El Presupuesto Público para el 2014 se ha incrementado en 9.7%. Buena parte de este aumento será asignado estrictamente para implementar reformas remunerativas. Sin embargo, estos incentivos deben estar necesariamente sujetos a resultados.

(Andina)
(Andina)

REFORMA. Según el Proyecto de Ley que presenta el Presupuesto Público para el año 2014, el monto de este ascendería a S/. 118.934 millones, 9.7% más que lo presupuestado para el 2013. Este incremento ha sido sustentado por el Ejecutivo remarcando los principales objetivos del gobierno: inseguridad ciudadana, educación, salud, la implementación de la Ley Servir, infraestructura y el fortalecimiento de los sectores productivos.

Más del 20% de este aumento, sin embargo, será asignado estrictamente para implementar reformas remunerativas. Así, S/. 776 millones irían para implementar la reforma de Salud, S/. 761 millones para la implementación del segundo tramo de la Ley de Reforma Magisterial, S/. 421 millones para la reforma salarial de la Policía Nacional del Perú y S/. 341 millones para las Fuerzas Armadas. Esto, sin tomar en cuenta el monto necesario para aplicar la reforma remunerativa dentro del Estado a través de la Ley Servir.

No es que esto sea malo de por sí. Es imprescindible ofrecer buenos sueldos para atraer y motivar personal calificado. Y los sueldos tanto de nuestros maestros como de nuestros policías, soldados, médicos y de muchos de los funcionarios públicos, tal como están al día de hoy, no motivan a nadie. No obstante, es imprescindible también entender que una reforma no pasa únicamente por el tema remunerativo.

Para que el dinero tenga efectos reales en la calidad del servicio –que es finalmente lo que busca una reforma- este debe justificarse. Es decir, la introducción de incentivos tiene que estar, necesariamente, sujeta a resultados.

De esta manera, por ejemplo, el aumento de los sueldos de los médicos debe exigir mejoras en la calidad de atención en los hospitales y los mejores sueldos de los profesores deben verse reflejados en un mejor nivel académico de sus estudiantes. De lo contrario, el aumento del presupuesto no será más que un despilfarro (justamente la diferencia entre gastar e invertir).

Esta idea está rondando en el Ejecutivo desde hace cinco años cuando se instauró el Presupuesto por Resultados en el 2008. Sin embargo, hasta el día de hoy no se conoce ningún balance de este modelo. Y los “avances” en Salud, Educación y Seguridad durante este periodo nos llevan a reflexionar: si el gasto no aumenta la calidad de vida de los peruanos, ¿entonces?

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