El concepto del ‘mal jefe’ se ha convertido en un aspecto cómico de la cultura laboral, incluso infiltrándose en el cine y la televisión; pero cuando realmente se tiene que lidiar con un mal jefe, la situación no es para nada graciosa.
Investigadores de Harvard Business School y de la Universidad de Stanford analizaron los resultados de más de 200 estudios para comprender mejor los efectos del estrés en el lugar de trabajo.
Ellos encontraron que preocuparse por perder el trabajo hace 50% más probable que el empleado experimente un deterioro de la salud, y que tener un trabajo excesivamente exigente hace 35% más probable que la persona sufra una enfermedad que necesita tratamiento médico.
La inseguridad laboral y las exigencias implacables caracterizan perfectamente el entorno creado por los ‘malos jefes’, y los efectos negativos para la salud identificados por los investigadores de Harvard y Stanford son tan nocivos como lo que se observa en personas expuestas a cantidades significativas de humo de segunda mano.
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Los ‘malos jefes’ son más comunes de lo que uno piensa. Una investigación reciente de American Psychological Association informó que el 75% de los trabajadores estadounidenses identifican a su jefe como la “peor y más estresante” parte de su trabajo, mientras que el 60% de trabajadores estadounidenses preferirían un nuevo jefe por encima de un aumento de sueldo.
Es obvio que los ‘malos jefes’ tienen un impacto desastroso en la salud y productividad de sus empleados, entonces… ¿qué hacen al respecto las personas que trabajan para malos jefes? No mucho.
Mientras que el 27% de personas que trabajan para un ‘mal jefe’ renuncian tan pronto como consiguen un nuevo trabajo y el 11% renuncia sin haber asegurado otro empleo, un sorprendente 59% permanece en su trabajo. Esa es una cantidad alarmante de personas que viven con un estrés abrumador y experimentan los efectos nocivos relacionados en su salud física y mental.
Hay muchas teorías sobre por qué la gente sigue trabajando para ‘malos jefes’, estas van desde el Síndrome de Estocolmo a la lealtad con la empresa. A veces es sólo el síndrome de ‘demasiada comodidad’, donde esforzarse para encontrar un nuevo trabajo parece muy abrumador.
El problema es que cuanto más tiempo pase con un jefe abusivo, más difícil será tomar la decisión de irse y será mayor el ‘costo’ para su mente, cuerpo y familia. Es por eso que es importante saber reconocer los signos de un mal jefe antes de que usted sea absorbido tan profundamente que sea difícil salir. Aquí hay algunas cosas importantes a tener en cuenta:
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Denigración
A veces los jefes creen necesario compartir con sus empleados cierto feedback y comentarios sobre su desempeño. Pero algunos de ellos dan la clara impresión de que disfrutan hacer esto, pues no sólo brindan importante feedback, sino se deleitan con el hecho de poner a sus empleados en su lugar, más aún en frente de una audiencia. Si bien una crítica constructiva suele ser bien recibida (por más duro que sea el comentario), usted definitivamente no querrá trabajar para alguien que disfruta criticando y culpando a la gente. Si ese es el tipo de jefe que tiene, renuncie de inmediato por el bien de su salud.
Rabietas
Como todo el mundo, los jefes tienen días malos. La presión podría hacer que su jefe pierda la calma, pero eso no debería suceder de forma regular. Si su jefe ‘estalla’ cada vez que las cosas no van como él desea, es hora de considerar si vale la pena quedarse. Ya sea que las rabietas están dirigidas a usted, a sus superiores o simplemente a las fuerzas de la naturaleza, estas reacciones imponen un clima emocional negativo que repercute en todo el lugar de trabajo. Hacen que la gente sea tímida y cautelosa, además los empleados dejan de hablar y compartir sus ideas creativas porque temen recibir una bofetada de nuevo. Si escucha a su jefe gritando por el pasillo o la oficina una y otra vez, entonces es hora de buscar un cambio.
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Expectativas poco razonables
Algunos jefes ven a sus empleados de la misma manera que los niños ven a sus maestros: personas sin identidad fuera de su trabajo. No pueden comprender la importancia de las obligaciones familiares, pasatiempos o cualquier otra cosa fuera de la oficina que no les sirve. Estos son los jefes que esperan que usted dedique al trabajo un tiempo irrazonable que sirve de poco. Si tiene la sensación de que está decepcionando a su jefe cada vez que termina su jornada, entonces estás trabajando en un ambiente poco saludable.
No liderar con el ejemplo
Si hay algo que enfurece a casi todos los empleados, es un jefe que no predica con el ejemplo. Es extremadamente difícil sentirse inspirado y tomar su trabajo en serio cuando la persona que establece las normas no está a la altura de esas expectativas. Si su jefe es un hipócrita, es hora de irse.
Por Travis Bradberry, colaborador de Forbes