(Bloomberg).- La crisis política y económica de Brasil está creando más dificultades de lo que se esperaba para Petrobras.
Así como el aumento de la producción en los prospectos petroleros en aguas profundas le dio algún respiro, las ventas de activos --tan necesarias para la empresa-- se han estancado en medio de la turbulencia política, mientras que una economía débil y la creciente competencia socavan las ganancias de las ventas de combustible.
Los pagos de impuestos y las provisiones para un contrato de perforación cancelado en medio de una investigación de soborno erosionaron aún más las ganancias en el segundo trimestre.
El mayor productor en aguas ultra profundas del mundo está luchando por recaudar US$ 21,000 millones en ventas de activos para finales del 2018 en un esfuerzo por eliminar más de US$ 100,000 millones en deuda. No ha cerrado ningún acuerdo importante este año, y con el país en vísperas de la campaña presidencial del 2018, la ventana para nuevos acuerdos se está estrechando, de acuerdo con UBS AG.
“Nos hemos vuelto un poco más cautelosos, principalmente en la eliminación de refinación, que es transformacional”, dijo el analista de UBS Luiz Carvalho en un correo electrónico antes de la publicación de los resultados de la empresa.
Mientras tanto, el petróleo extraído debajo de una capa de millas de sal bajo el fondo marino del Atlántico ha ayudado a la empresa a mantener la producción en altos niveles históricos.
Los recortes de costos también han sido fundamentales. La compañía ha estado eliminando personal y renegociando contratos con proveedores desde que los precios del petróleo iniciaron un declive, y está vendiendo desde refinerías hasta plantas petroquímicas.
También se ha unido a perforadores como ConocoPhillips, Hess Corp. y Statoil ASA, que han reducido sus planes de gastos de capital para hacer frente a la persistente caída de los precios del petróleo.
Pero eso no ha sido suficiente para aumentar las ganancias. Petróleo Brasileiro SA, como se conoce formalmente a la empresa, informó una ganancia neta de 316 millones de reales (US$ 100 millones) en el segundo trimestre, frente a los 4,450 millones de reales del primer trimestre y los 370 millones de reales del mismo período del año anterior.
El pago de impuestos no recurrentes de 6,200 millones de reales y una provisión de 818 millones de reales relacionada con la cancelación del contrato de perforación de Vitoria 10,000 impactaron el resultado final, dijo el presidente ejecutivo, Pedro Parente, en una conferencia de prensa en Río el jueves.
“Circunstancias extraordinarias hicieron que las ganancias fueran mucho más bajas en el trimestre”, dijo Parente.
Se espera que las ventas de activos aumenten en el segundo semestre y compradores interesados se han acercado a Petrobras, dijo el director financiero, Ivan Monteiro. Una nueva política de ajustes de precios diarios de los combustibles diseñada para disuadir la competencia comenzará a mostrar resultados en el tercer trimestre, dijo el ejecutivo.
Petrobras informó ganancias antes de interés, impuestos, depreciación y amortización (EBITDA, por sus siglas en inglés) de 19,100 millones de reales en el segundo trimestre. La cifra fue inferior al promedio de las estimaciones de cinco analistas compiladas por Bloomberg de 20,900 millones de reales.
Las ventas de gasolina y diésel disminuyeron y los márgenes continuaron contrayéndose en el segundo trimestre, lo que contribuyó a la disminución de la ganancia neta, dijo la compañía.
La incertidumbre política ha retrasado otras mejoras que los inversionistas han estado esperando. Ese es el caso de una revisión de contrato derivada de una venta de acciones de 2010 que podría traducirse en ganancias multimillonarias para la compañía con sede en Río de Janeiro.
Un posible acuerdo compensatorio probablemente necesitaría la aprobación del Congreso, donde la coalición gobernante está más centrada en mantener al presidente Michel Temer en el cargo hasta 2018 y aprobar reformas como la del sistema de seguridad social.
La turbulencia también podría opacar los planes de una oferta pública inicial de su división de distribución de combustible, BR Distribuidora, la mayor red de estaciones de gasolina en Brasil, con cerca de 8,000 unidades y más de 1,000 tiendas de abarrotes. El directorio de Petrobras aprobó el plan de OPI en julio.