(Bloomberg).- Llámeselo el puente aéreo bovino más grande de la historia. La disputa entre Catar y sus vecinos ha trastornado el comercio, dividido familias y amenazado con alterar alianzas geopolíticas de larga data.
También ha motivado a un empresario catarí a transportar por vía aérea 4,000 vacas al desierto del Golfo en un acto de resistencia y oportunidad para llenar el vacío que dejó un colapso en el suministro de leche fresca.
Se necesitarán hasta 60 vuelos para que Qatar Airways entregue los animales de 590 kilos que Moutaz Al Khayyat, presidente de Power International Holding, compró en Australia y Estados Unidos. “Este es el momento de trabajar para Catar”, dijo.
Acusaciones encabezadas por Arabia Saudita señalan a Catar por su apoyo a extremistas islámicos, cargos que el emirato ha negado en repetidas ocasiones. El aislamiento que comenzó el 5 de junio ha obligado al país más rico del mundo per cápita a abrir nuevas rutas comerciales para importar alimentos, materiales de construcción, y equipos para su industria de gas natural. El banco central dijo que las transacciones nacionales e internacionales estaban funcionando normalmente.
Se han importado productos lácteos turcos, y están camino frutas y hortalizas iraníes. También hay una campaña para comprar productos caseros. Se han colocado señales con colores de la bandera de Catar al lado de productos lácteos en las tiendas. Un cartel que colgaba del techo decía: “Juntos por el apoyo de los productos locales.”
“Es un mensaje de desafío, de que no necesitamos a otros”, dijo Umm Issa, de 40 años, empleado gubernamental que leía las estanterías de un supermercado antes de tomar un cartón de leche turca para probarlo. “Nuestro Gobierno se ha asegurado de que no tengamos escasez y estamos agradecidos por eso. No tenemos miedo. Nadie morirá de hambre”.
La mayor parte de la leche fresca y los productos lácteos para la población de más de 1 millón de habitantes de Doha provenía de Arabia Saudita hasta hace una semana. Esa leche escasea después de que el reino, los Emiratos Árabes Unidos y dos aliados cortaran los vínculos de transporte con un país que gasta US$ 500 millones por semana para preparar estadios y un metro antes de la Copa del Mundo de fútbol en el 2022.
Al Khayyat, cuyo principal negocio es una firma de construcción que erigió el centro comercial más grande de Catar, había estado expandiendo el negocio agrícola de la compañía en una granja 50 kilómetros al norte de Doha. La seguridad alimentaria es parte de la estrategia del Gobierno de Catar para reorientar la economía, apartándola de los petrodólares, conocida, como en Arabia Saudita, como “Visión 2030”.
En un sitio que cubre el equivalente a casi 70 campos de juego de fútbol, hay nuevos cobertizos grises alineados a lo largo de dos franjas de pasto frondoso en el desierto con un camino que los atraviesa por el centro hasta una pequeña mezquita. Allí se produce leche de oveja y carne, y ya había planes de importar las vacas por mar. Luego Catar fue aislado, por lo cual el proyecto fue acelerado.
La producción de leche fresca comenzará a finales de mes en lugar de septiembre y cubrirá un tercio de la demanda de Catar para mediados de julio, dijo Al Khayyat en su oficina en Doha. Las instalaciones para las vacas Holstein están listas, aunque la compañía acusará el golpe por el costo de envío de los animales, que aumentó más de cinco veces a US$8 millones.
“Nadie en su vida cotidiana siente una crisis”, dijo Al Khayyat. “El Gobierno está trabajando muy duro para asegurar que no haya ningún efecto”.