(Bloomberg).- Los “bonos del hambre” de Venezuela ahora están en el mercado.
Varios bancos de Wall Street ahora están cotizando los títulos de la petrolera estatal a precios de compra de alrededor de 33.5 centavos por dólar y han comenzado a cambiar de manos en los últimos días, según personas con conocimiento del tema. Los títulos, con vencimiento en el 2022, originalmente fueron vendidos por Petróleos de Venezuela al banco central en 2014.
Legisladores venezolanos dicen que Goldman Sachs Asset Management compró casi todos los bonos con un valor nominal de US$ 3,000 millones el mes pasado, y que Nomura Holdings Inc. compró una porción mucho menor a un precio de 31 centavos por dólar que pagó a un corredor.
Legisladores de la oposición han criticado la transacción y afirman que proporcionó una línea de vida financiera a un régimen autoritario dispuesto a vender activos nacionales a precios de remate en un esfuerzo por aferrarse al poder.
Después de la transacción, varios bancos realizaron la llamada determinación de precios, y preguntaron a los inversores cuánto pagarían si los bonos llegaran al mercado. En ese momento, Goldman Sachs dijo que la división de administración de activos conocida como GSAM no había ofrecido los bonos a ningún corredor.
Andrew Williams, un portavoz del banco, declinó comentar si los títulos se estaban negociando, al igual que Jennifer Will, una portavoz de Nomura.
A los precios que cotizan los corredores, GSAM obtendría un beneficio de unos US$ 70 millones.
El término “bonos del hambre” para la deuda del gobierno venezolano se popularizó después del acuerdo de Goldman, ya que los críticos argumentan que la decisión del presidente Nicolás Maduro de continuar pagando los bonos extranjeros es inhumana dada la escasez de alimentos, medicamentos y otros bienes básicos.
El argumento entre los partidarios del movimiento es que proporcionar financiamiento al gobierno apoya a una administración cuya corrupción e incompetencia han arruinado a una nación que alberga la mayor riqueza petrolera sin explotar en la tierra.
Goldman ha dicho que compró los bonos para clientes de administración de activos y no proporcionó dinero directamente al gobierno. La situación “es compleja y evoluciona” y la vida en Venezuela tiene que mejorar, dijo el banco.
Julio Borges, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, solicitó la semana pasada a las autoridades estadounidenses que investigaran la transacción, y dijo que arruina al país en beneficio de las élites políticas en el poder.
En un informe detallado dirigido a la Comisión de Valores de Estados Unidos, la Financial Crimes Enforcement Network y la Financial Industry Regulatory Authority, Borges dijo que “hay suficiente evidencia de mal comportamiento para que el gobierno estadounidense inicie una investigación contra Goldman Sachs y Nomura bajo la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero”.
En una carta dirigida al presidente ejecutivo de Goldman, Lloyd Blankfein, Borges dijo que tenía la intención de “recomendar a cualquier futuro gobierno democrático de Venezuela que no reconozca ni pague estos bonos”.