TERRORISMO. “Quien olvida su historia está condenado a repetirla”, decía Cicerón. Veinticinco años después de la captura del líder terrorista Abimael Guzmán, repasar lo sucedido resulta más que necesario. Sin embargo, al analizar la historia lo peor que puede suceder es caer en la histeria o complacencia, sobre todo porque hay heridas que aún no terminan de cicatrizar y parecen abrirse con la salida, por cumplimiento de sentencia, de varios terroristas.
La lucha contra el movimiento genocida Sendero Luminoso ha sido ardua y han colaborado diversos sectores: la Policía, las Fuerzas Armadas, las rondas campesinas y diversos estamentos de la sociedad civil; tratar de mezquinar la participación de alguno sería injusto. Pero, tal como dijo Gestión el 14 de setiembre de 1992, no podemos olvidar que la desgracia de no tener energía, el desplazamiento de miles de niños (que hoy son adultos) del Ande a Lima, los peruanos que abandonaron el país, la huida de capitales y los asesinatos cometidos son una carga emocional que no se elimina solo con la sentencia a los terroristas.
Por eso sorprende que exista todavía un sector de la izquierda que de manera complaciente reclame la “reconciliación” cuando, hasta el momento, ningún terrorista ha mostrado arrepentimiento ni ha ofrecido perdón por los asesinatos cometidos.
Desde el plano político, varios representantes de partidos que ya existían en 1992 parecen descubrir recién que no todos los condenados por terrorismo cumplen cadena perpetua, que los senderistas nunca pagaron sus reparaciones civiles o que aún en prisión seguían con su adoctrinamiento. En todo este tiempo hicieron poco o nada para modificar alguna de estas situaciones. Es verdad que en términos generales la ley impide la prisión por deudas, pero existen excepciones, por ejemplo, el no pagar la pensión de alimentos se puede castigar con prisión efectiva. ¿Era tan difícil que en estos 25 años los sucesivos congresos aprobarán una norma parecida para el caso de los presos que no paguen su reparación civil (y no hablamos solo de terroristas)?
El fracaso del terrorismo de Sendero Luminoso se refleja en que la captura del mayor genocida del país fue sin derramar una gota de sangre y sin violar derechos humanos. Además, ha quedado en evidencia que las ideas no se pueden imponer con el terror y aunque aún hay muchos retos por alcanzar, el país registra grandes avances, con una economía en crecimiento, reducción gradual de la pobreza y en un marco de libertad política.