PULSO PERÚ. Una golondrina no hace el verano, y así ha quedado demostrado en la última encuesta Pulso Perú, que elabora Datum para Gestión, al revisar la cifra de aprobación del presidente Pedro Pablo Kuczynski. Si bien en octubre, gracias a la recomposición del Gabinete, PPK consiguió un repunte en su aprobación (31%) este mes su popularidad cayó a 26%, la segunda más baja en los últimos diecisiete meses.
El descenso de la aprobación presidencial muestra, una vez más, que el Gobierno es incapaz de aprovechar las ocasiones positivas que se le presentan. Le pasó cuando luego de los desastres en el norte todos saludaban la buena reacción del Ejecutivo, y le vuelve a pasar ahora que, en lugar de aprovechar la confianza renovada de la población, ha cometido una serie de errores que le han generado una nueva caída.
Parte de las razones está en los problemas con el proceso de reconstrucción en el norte, que incluso han generado la salida de Pablo de la Flor, la falta de capacidad política tanto del presidente, que no logra mantener una relación fluida con el Congreso, como de la bancada que aún no consigue consolidarse como un bloque sólido y los errores en el último censo que implicaron la renuncia del jefe encargado del INEI.
Con relación al censo, la mayoría de los encuestados señala no confiar en los resultados que se obtendrán, un riesgo que ya desde estas líneas habíamos advertido. El trabajo que debe asumir el Ejecutivo ahora será vital para recuperar esa confianza. Ya la premier Mercedes Aráoz ha señalado que aún está pendiente la realización de una encuesta poscenso que permita validar y contrastar los resultados.
Asimismo, será necesario que se realice una auditoría posterior para dar mayor tranquilidad y mantener la confianza en el instituto encargado de las estadísticas oficiales del país. La conformación de un comité consultivo ajeno a la institución con profesionales de intachable perfil y con la experiencia necesaria también podría ser de gran ayuda.
Tal como decíamos ayer, la economía empieza a mostrar cifras que levantan las expectativas, pero se requiere que los resultados sean sostenibles a largo plazo, un aspecto donde los tecnócratas del Gobierno tienen aún mucho por aprender, tanto en el manejo político —indispensable para sostenerlos— como en mostrar una visión clara de hacia dónde va el país.