MESA DIRECTIVA. Más allá de las sorpresas iniciales por la designación de Luis Galarreta, el discurso dado por el nuevo presidente del Congreso después de su juramentación dejó ver varias líneas de trabajo para la presente legislatura. En un intento de demostrar que su elección no significará una actitud confrontacional frente al Gobierno, afirmó que sus relaciones serán cordiales y democráticas y que se concretará en la agenda legislativa anual priorizada. Aunque reconoció que siempre habrá discrepancias.

Galarreta ha dejado en claro que la elección del miembro del Tribunal Constitucional (TC), la reforma de la Contraloría, la reforma electoral, entre otros, serán temas prioritarios. En el caso del TC, es clave que se acelere una elección pendiente desde el 2015 y que se ponga mucho cuidado en las cualidades profesionales y personales del elegido. En el caso de la reforma electoral, la meta debe ser conseguir cambios significativos y no ajustes apurados pensando solo en las elecciones regionales y municipales. Con relación a la Contraloría, el Parlamento espera las propuestas del nuevo contralor, que incluyan una reforma del organismo fiscalizador.

El nuevo titular del Congreso defiende las interpelaciones a los ministros, pues pone énfasis en la necesidad de ejercer un control político. También enfatizó la fiscalización a las instituciones que deben supervisar el cumplimiento de los derechos de los ciudadanos. Ojalá este control se realice con la seriedad necesaria y no solo buscando ganar titulares.

En una actitud a destacar, Galarreta reconoce que el Parlamento no conoce a ciencia cierta los efectos de las leyes que aprueba, y si bien lo que busca es hacer un seguimiento a las leyes aprobadas para verificar que sean implementadas, también sería importante que analizaran cuán positivas fueron o no para el país en su integridad la implementación de las mismas, pues muchas veces por favorecer a un sector puntual generan perjuicios globales.

Además de declarar su interés personal por supervisar los servicios de salud, el nuevo presidente se ha comprometido a que el Congreso será transparente, donde todos podrán conocer la asistencia de los congresistas, sus viajes y sus informes. Sería positivo si eso sirviera para evitar viajes intrascendentes, ausencias excesivas y sanciones para los parlamentarios que caigan en dichas prácticas. Eso merecería la aprobación de la población.