SALARIO MÍNIMO. La campaña electoral, y quizá la cercanía a la Navidad, ha desatado el espíritu regalón de los candidatos presidenciales, quienes han anunciado aumento de la remuneración mínima (RMV) de triunfar en las elecciones.

Los ofrecimientos han llegado a manera de subasta. Así, el primero en ofrecer un aumento fue PPK, quien plantea incrementar la RMV a S/. 850. Sin perder tiempo, César Acuña prometió aumentarla a S/. 900 y Verónika Mendoza ha planteado que la RMV sea de S/. 1,000, monto similar al ofrecido por el precandidato José Luna.

La alianza Apra-PPC no ha querido quedar fuera del tema. Propone una revisión anual y obligatoria de la RMV, pero tratando de mostrar una cara más técnica ha señalado que el monto de este aumento debe ser establecido por el Consejo Nacional de Trabajo (CNT).

Que la campaña electoral genere una lluvia de ofrecimientos no es inusual, lo extraño es que candidatos de corte técnico como PPK, hoy piensen diferente. Hace un año decía que un incremento de la RMV sin un adecuado estudio sobre su impacto podría generar mayor informalidad laboral y pérdida de puestos de trabajo en pequeñas empresas.

Estos ofrecimientos son una muestra del nivel de populismo que tiene la actual campaña electoral. Antes de hacer alguna propuesta sería conveniente conocer cómo podrán las empresas (incluido el Estado) asumir este incremento cuando vivimos una situación de desaceleración económica. Es decir, de dónde saldrá el dinero. Asimismo, los candidatos deberían dar a conocer qué estudios han realizado para fijar los montos planteados.

Seriedad es lo que debemos exigir a los candidatos. Los salarios deben incrementarse en función de la productividad y para ello es necesario contar con un indicador estándar, de aceptación general, que mida la evolución de la productividad laboral en el país y que sirva de referencia. El año pasado el CNT propuso algunos parámetros para el incremento de la RMV, pero no se han hecho públicos. Ha llegado el momento de contar con una metodología.