AGENDA PENDIENTE. La última encuesta Pulso Perú sobre materia económica destaca dos temas clave para apuntalar la reactivación: la política laboral y la reconstrucción. En el primero, la opinión pública se inclina abrumadoramente (84%) por el otorgamiento de incentivos a las empresas para que fomenten el empleo juvenil. Al respecto, y tal como hemos anotado en esta columna, el Ejecutivo presentó un proyecto de ley en marzo, pero el Congreso sigue sin mostrar avances debido, entre otros factores, a que se pretende incluir beneficios que desnaturalizarían la norma.
Hay más. El 61% de los encuestados considera que la actual legislación laboral dificulta que las empresas contraten trabajadores –hace dos meses, dicho porcentaje era 55%–. Por lo visto, las empresas y la mayoría de analistas no son los únicos que critican la poca flexibilidad de esa normativa, pues las personas comunes y corrientes perciben lo mismo. Esto refleja otro resultado inquietante: el 72% siente que es difícil encontrar empleo.
En suma, la encuesta es una señal de que la población ya resiente la actual legislación, de modo que este es un momento oportuno para volver a hablar de una reforma, que además de urgente contribuirá con apuntalar un crecimiento sostenido del PBI. Por supuesto que tal debate requiere de una visión clara y de tener cuidado de no abrir la puerta a cualquier distorsión que afecte a los trabajadores que ya poseen un puesto de trabajo adecuado y formal.
Con respecto a la reconstrucción, la opinión de que el proceso no está avanzando continúa en aumento: pasó de 64% en octubre a 75% este mes (en junio era 50%). Dos de cada cinco encuestados atribuyen esa demora a la incapacidad de los gobiernos regionales y locales, aunque cerca de la tercera parte responsabiliza a la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC), mientras que la cuarta parte dice que la culpa es compartida.
No sorprende que los gobiernos regionales y locales sean vistos como ineficaces por la opinión pública. Esa percepción explica que el 53% prefiera que el Gobierno nacional asuma todas las tareas de la reconstrucción –de hecho, la mayor parte de las obras correrá por cuenta de los ministerios–. Lo que no se explica es que el Gobierno siga insistiendo en que se está trabajando bien. El sábado, el presidente Kuczynski comentó que la “impaciencia de la gente” se debe a que todavía no se construyen las 40,000 casas para los damnificados que, tras ocho meses, siguen viviendo en “casitas transitorias”. Lo mejor sería reconocer los errores y rediseñar lo que no ha funcionado.
