CAMBIOS. Antes de cumplir seis meses en el cargo, Pablo de la Flor dejó la dirección ejecutiva de la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC). La razón visible de esta salida es el cuestionamiento de un grupo de gobernadores regionales frente a las declaraciones de De la Flor, referidas a que el principal obstáculo para impulsar las obras en el norte son las capacidades instaladas en los gobiernos regionales y locales, un problema real que, a decir de él mismo, está instalado también en la administración central.
Aunque los gobernadores regionales crean lo contrario, la salida de De la Flor no resuelve el problema. Édgar Quispe, el sucesor voceado, tendrá que luchar con esta falta de capacidades institucionales que recorre todos los niveles del Estado y encontrar la mejor manera de conseguir resultados sin importar quién sea el ejecutor final.
Todo cambio permite ajustar las tuercas y continuar. En el caso de la ARCC, los ajustes no deben ser al plan sino al modelo de funcionamiento, pero existen propuestas que no deberían abandonarse. Por ejemplo, la creación de una unidad ejecutora dentro de la propia autoridad que tome las riendas de sectores y proyectos que por distintas razones se traben.
También puede resultar importante la creación de unidades ejecutoras especiales dentro de los ministerios que tienen mayor responsabilidad, para que solo vean proyectos de la reconstrucción o la ayuda del sector privado.
Es verdad que siete meses después del desastre natural que vivió el país, las personas lo que desean ver son avances concretos de la reconstrucción, y de eso hay muy poco. Lamentablemente, la expectativa existente sobre el proceso de reconstrucción tampoco es real. Convocar a una licitación toma su tiempo y requiere una serie de autorizaciones que no se pueden saltar, sobre todo debido a la sensación de desconfianza existente por los casos de corrupción detectados en el país. Asimismo, es indispensable que, en materia de vivienda, se tenga en cuenta que el Estado no puede invertir ni un sol en zonas de alto riesgo, muchas personas tendrán que ser reubicadas y no necesariamente cerca del lugar donde vivían.
El sucesor asume un gran reto. Establecer su centro de operaciones en el norte, la zona más afectada, ayudaría a que la ARCC tuviera una imagen más cercana. También requiere el trabajo conjunto de todas las autoridades, pero dejando en claro quién lidera el ente rector.