EDUCACIÓN. Hoy se cumplen 55 días de la huelga de profesores estatales en casi la mitad del país, y aunque el Ministerio de Educación (Minedu) y los gobernadores regionales ya se pusieron de acuerdo para hacer cumplir la ley –por ejemplo, aplicar descuentos a los docentes que no asistan a trabajar–, y ya se anunció un incremento del salario básico, la medida de fuerza continúa. Esta actitud de los docentes y sus dirigentes evidencia que el principal motivo de sus protestas no es el salarial, sino frenar la reforma educativa.
Esta reforma está basada en cuatro pilares y uno de ellos es la renovación de la carrera magisterial. Ya se han dado pasos en la aplicación de la meritocracia como determinante de las remuneraciones, un concepto que no es del agrado de quienes se habían acostumbrado a la mediocridad como determinante de su labor docente. El resultado fue el deterioro de la calidad de la enseñanza y la reversión de esa tendencia será un esfuerzo de largo plazo.
Si bien los salarios reales de los profesores están atrasados con respecto a fines de los 60, el crecimiento económico ha permitido que se estén recuperando. Pero lo que se mantiene como en el pasado es el poco interés que tienen los revoltosos por la situación de sus alumnos. La paralización ha puesto en riesgo el año escolar en Cusco, Puno y otros departamentos, donde los docentes no parecen entender que, en realidad, están poniendo piedras en el camino de miles de niños y jóvenes.
La reacción del Gobierno también ha traído reminiscencias de otras épocas: esperó demasiado tiempo para actuar y, lo peor, terminó cediendo a las presiones. Es como si hubiese preferido priorizar el tema salarial y dejar en un segundo plano la meritocracia. Otro asunto que inquieta es la violencia de las protestas –incluyendo la destrucción de propiedad privada y pública–, razón por la cual el Gobierno tiene que ser inflexible en la aplicación de la ley con quienes causaron esos destrozos.
El ministro del Interior, Carlos Basombrío, ha revelado que una facción de los huelguistas pertenece al Movadef, el movimiento de fachada de Sendero Luminoso. Le corresponde a su portafolio investigar, hacer seguimiento y tomar acciones, porque el riesgo de que esa presencia se amplíe es muy grande. Al Minedu, por su parte, habría que reclamarle que establezca un sistema para detectar la presencia de elementos vinculados al Movadef en el magisterio, pues de lo contrario estaremos muy cerca de retornar a los años 80.