Bicameralidad: ¿Calidad legislativa o simple incremento de costos?

Para Geoffrey Cannock, de Apoyo Consultoría, el cambio debe ser parte de un conjunto de reformas en pro de una “adecuada arquitectura democrática”. De lo contrario, serán vistos por la población como “fuegos artificiales”.

Para las reformas se requiere de
Para las reformas se requiere de "un trabajo técnico especializado", opina Cannock.

La reforma política importa

Geoffrey Cannock
Socio de Economía Aplicada de APOYO Consultoría

Nuevamente se ha puesto sobre el tapete si es conveniente para el país retornar a la bicameralidad. Los que la promueven la defienden principalmente debido a que mejoraría la calidad de la producción legislativa. Para los que se oponen, aducen básicamente que por un tema de mayores costos y de bajo costo-eficiencia no debería ir. Las encuestas de opinión tienden a respaldar esta posición, debido al rechazo de la población a esta iniciativa, evaluada como una medida aislada.

El planteamiento o framing del tema probablemente no es el adecuado para motivar a la opinión pública y para que tome la debida importancia en la agenda. La iniciativa debe ser vista como un elemento de un conjunto de reformas políticas que deben ser coherentes entre sí para una adecuada arquitectura democrática que conlleve tanto a una mejora de la representatividad de los congresistas respecto a los ciudadanos, como en los incentivos de los congresistas con sus representados. Ello incluye desde la definición del distrito electoral y su respectiva lógica de representación (demográfica, por regiones), del número de representantes a elegir por distrito electoral, del sistema de partidos políticos, de la relación con el Poder Ejecutivo, entre otros.

José Luis Sardón en su libro “La Constitución incompleta” analizó y resaltó, hace más de diez años, la importancia de estas reformas, y no se ha logrado avanzar a pesar de los reiterados hechos de disfuncionalidades. Por ejemplo, recientemente respecto a la relación entre gobierno regional y el central.

Debido a que las iniciativas similares previas no tuvieron mayor eco, plantear estas reformas ha sido lamentablemente interpretado como simples fuegos artificiales para distraer la atención de otros temas. No debería ser así. Contar con superiores reglas e instituciones políticas para el país brindaría una estabilidad de largo plazo con beneficios significativos para todos. En el último ranking de competitividad del World Economic Forum ocupamos el puesto 83 en el tema institucional de 142 países. Claramente hay un espacio de mejora. La reforma política probablemente sea la reforma pendiente más importante para la economía y la sociedad.

El diseño de este conjunto de reformas, contra lo que muchos pudieran suponer, implica un trabajo técnico bastante especializado, y ello puede también haber contribuido a que estas reformas hayan estado para las calendas griegas. El consenso entre los grupos políticos para avanzar puede ser más amplio si se evita anclar el debate en un solo punto, como el de bicameralidad versus unicameralidad.

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