Editorial: Última oportunidad

Editorial de Gestión. La interpelación terminó sin un pedido de censura y no necesariamente por su buena labor.

Foto: Andina.
Foto: Andina.

INTERIOR. En una jornada que duro dos días, el Congreso realizó, finalmente —la intención está desde mayo— la interpelación al ministro Carlos Basombrío. El titular del Interior aprovechó la ocasión no solo para responder las preguntas planteadas sino para hacer un resumen de su labor y proyectar nuevas metas en la lucha contra la delincuencia. Por ejemplo, propuso incrementar el número de policías en las comisarías, en casi 5,000 agentes más para llegar a 42,000 y reducir la percepción de inseguridad de 90.4% a 75%. Además, planteó que a mitad del periodo presidencial la tasa de victimización estará en 24%, la de víctimas de robo a 10.5% y la de víctimas de robo con armas de fuego a 5.5%.

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Durante la interpelación, el ministro Basombrío respondió un pliego de 39 preguntas sobre diversos temas— algunos irrelevantes—, pero en muchos casos sus respuestas no fueron satisfactorias para los parlamentarios. Algunos congresistas criticaron que el ministro no haya reconocido su error en casos como la marcha del Movadef o el llamado escuadrón de la muerte e incluso que haya entrado en contradicciones al responder por los celulares robados.

Sin embargo, la interpelación terminó sin un pedido de censura y no necesariamente por su buena labor. La realidad es que el retiro de la confianza al ministro Alfredo Thorne sirvió como muro de contención para impedir el pedido de censura para el ministro Basombrío. El ánimo de muchos de los congresistas fue el de descalificar la labor del titular de Interior, considerándolo como un ministro de escritorio cuyas cifras no se condicen con la realidad que viven los ciudadanos.

Esta nueva oportunidad que obtiene el ministro Basombrío debería servirle para hacer una sincera revisión a la labor que viene realizando. Es verdad que un problema tan grave como la delincuencia no se puede solucionar en apenas diez meses, pero se requieren muestras claras de que se ha iniciado el camino del cambio.

La promesa de contar con 12,000 efectivos policiales más patrullando las calles debería ir acompañada de la infraestructura necesaria para que ese patrullaje sea eficaz y el seguimiento a todas las metas planteadas debe ser riguroso, no solo por el país sino porque difícilmente podrá salir airoso de una nueva interpelación.

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