El mercado global de drones ha “despegado” considerablemente en los últimos años. Si bien el concepto UAV no es nuevo, dado a que inicialmente se hizo conocido por su uso militar, su versión como producto masivo ha generado un ecosistema creciente de proveedores que buscan satisfacer a aquellos que los anhelan para sus espacios de entretención como para distintas industrias.
Así, cada vez más, surgen vehículos aéreos no tripulados capaces de adaptarse a distintas necesidades. No obstante, como común denominador, hoy en día son más autónomos, sencillos de comandar, capaces de efectuar tomas en alta calidad incluso en espacios poco luminosos o en medio de condiciones meteorológicas difíciles.
Ello responde precisamente a la incorporación de sensores capaces de evadir obstáculos y “recordar” (mediante funciones de machine learning) su ubicación para volar sin chocarse. Según el vicepresidente de New Technologies Group y director general del segmento UAV de Intel, Anil Nanduri, estas tecnologías ya se están transformando en un estándar para nuevos modelos de drones.
Algunas versiones llevan esta función a otro nivel dada la inclusión de sensores infrarrojos con orientación hacia arriba que mejoran la evasión de colisiones dentro de espacios más reducidos.
Así, a medida que los drones se vuelven más ‘smart’ en torno a sus funciones (despegue, manejo, captura de información, capacidad de transmitirla y analizarla), las habilidades que se requieren para emplearlos son menos exigentes, dice Nanduri en el portal oficial de Intel.
Aprendizaje profundo
Otros modelos como el DJI Spark elevan la valla: con solo 300 gramos de peso, el dispositivo que puede ser operado desde un smartphone o control clásico responde al control de gestos pudiendo ser operado mediante movimientos de manos.
Eso quiere decir que si usted apunta su palma hacia el cielo, DJI Spark entenderá que deberá volar; si esboza un cuadrado imaginario con los dedos, comprenderá que deberá sacar una fotografía; si quiere ser más específico fijando un objetivo como una persona o un animal, el dron lo perseguirá manteniendo el encuadre de la cámara.
“DJI Spark combina el procesamiento de algoritmos de visión geométricos tradicionales con aprendizaje profundo, o sea que no solo consigue una percepción espacial, también tiene conciencia del contexto”, dice Remi El-Ouazzane, director de la división Movidius en Intel.
Detección de movimiento
El uso de drones con anteojos de realidad virtual es otra muestra del avance de la industria. Goggles es un dispositivo que hace posible ver lo que está observando la cámara incluso durante el vuelo. La tecnología también detecta el movimiento que realiza del usuario: si rota la cabeza hacia la derecha, por ejemplo, la cámara del dron también lo hará.
La innovación no entiende de limitaciones e incluso los UAV especializados en conseguir selfies ideales han tenido una buena acogida. Algunos tan pequeños como para caber en el bolsillo del pantalón incluyen funciones inteligentes, como reconocimiento facial, seguimiento y control de gestos.