Pros y contras de un mundo manejado por Android

Leonid Bershidsky, columnista de Bloomberg, opina que Android es el patito feo del mundo de los sistemas operativos. Conozca aquí las ventajas y desventajas del sistema operativo N° 1 del mundo.

(Foto: Bloomberg)
(Foto: Bloomberg)

(Bloomberg).- Este año, Android ostenta la corona del sistema operativo N° 1 del mundo, tanto por la cantidad de dispositivos que lo usan como por los ingresos que genera su ecosistema.

Como usuario de Android, no me importa demasiado… pero hay aspectos ominosos en su creciente dominio y en la posibilidad de que una tecnología mejor quizá no reciba el reconocimiento que merece.

StatCounter, la empresa de datos analíticos de la web, informa que los dispositivos Android representaban 37.93% del tráfico mundial de internet, apenas por delante del 37.91% de Windows.

Es algo notable considerando que la mayoría de las personas usan alguna versión de Windows en las computadoras de su trabajo. Dado el ímpetu del sistema operativo para móviles, conforme la gente pase más tiempo utilizando su teléfono, la balanza pronto se inclinará aún más a favor de Android.

En lo que hace a ingresos, el sistema operativo móvil de Apple, iOS, desde hace mucho es el que más ganancia rinde. Sin embargo, AppAnnie, firma que lleva las cuentas de la economía de las aplicaciones, pronostica que será desplazado por Android este año.

Aunque la App Store de Apple seguirá recaudando casi el doble de los ingresos de la tienda Google Play, que pertenece a la casa matriz de Google, Alphabet Inc., las tiendas de aplicaciones Android de terceros se asegurarán de que el sistema operativo de Google supere a iOS.

Alphabet no revela cuánto gana con Android ni Apple desglosa la App Store en sus informes financieros. El año pasado, Oracle, que demandó a Google por infringir derechos de propiedad intelectual, reveló una cifra en los tribunales: declaró que el ingreso de Android había llegado a US$ 33,000 millones entre el 2008 y 2015.

No hay números comparables para Apple, pero Android tiene cierta ventaja por su modelo de negocios: parte del ingreso proviene del negocio principal de Google: la publicidad que se muestra a los usuarios en las aplicaciones de Google que vienen con Android. Ese flujo de ingreso, que Apple no tiene, bien podría compensar la falta de control de Alphabet sobre las tiendas de terceros.

Android es el patito feo del mundo de los sistemas operativos.

Técnicamente es un sistema de código abierto y uso libre, de modo que a los fabricantes de dispositivos les gusta hacerle ajustes. Eso genera caos y a menudo reduce la calidad de la experiencia del usuario, algo que los usuarios avanzados tratan de arreglar metiendo mano en el sistema ellos también.

Debido a la variedad de versiones de Android y del hardware en que corre el sistema, las actualizaciones son intermitentes para la mayoría de los usuarios, aquellos que no tienen un dispositivo de marca Google o de marca compartida.

Si bien el diseño general de la interfaz ha sido aprobado en los últimos años, a veces puede parecer poco refinado o menos cómodo que el del elegante iOS de Apple. A muchos, entre los que me cuento, les gusta Android porque puede ser un juego de cubos interesante para un niño (o una niña).

Que esté ganando la carrera de los sistemas operativos es emocionante para aquellos que, como yo, sostienen que el enfoque de código abierto es el más progresista.

Además, la iniciativa de Alphabet para convertir los teléfonos en dispositivos de realidad virtual es una visión interesante para el futuro de un aparato que es cada vez más difícil de mejorar. Pero el creciente dominio de Android también es preocupante por dos razones.

Una es la privacidad. El motivo de que Android sea gratuito es que Google, la principal división de Alphabet, es una compañía de publicidad que recoge grandes cantidades de datos de los usuarios. Dado el debilitamiento de los elementos de protección de la privacidad, no sé si Google es la plataforma en la cual me gustaría hacer la mayor parte de mis actividades personales de computación.

El otro problema de la supremacía de Android es que no es un buen sistema operativo para las computadoras de escritorio y las laptops.

Los tres grandes fabricantes de sistemas operativos —Apple, Alphabet y Microsoft—han elegido enfoques diferenciados para manejar distintos tipos de dispositivos.

Apple crea un sistema separado para cada categoría de dispositivos: el MacOS para las laptops y las computadoras de escritorio; el iOS para los teléfonos y las tablets, y sistemas distintos para las pulseras inteligentes, o “wearables”, y los decodificadores.

Alphabet está tratando de hacer que un sistema móvil sea utilizable en dispositivos equipados con un teclado de hardware. Las aplicaciones Android corren en los Chromebooks, y el último smartphone Galaxy S8 de Samsung puede convertirse en una máquina de escritorio usando un puerto especial.

Pero muchas de las aplicaciones corren al tamaño del teléfono en una pantalla grande y muchas aplicaciones para computadoras de escritorio a las que están acostumbrados los usuarios de Windows y Mac no están disponibles para Android. Es una concesión irritante.

Microsoft tiene el enfoque más prometedor: está tratando de trasladar su sistema operativo para computadoras de escritorio a los dispositivos móviles. Que sus híbridos laptop-tableta Surface corran la versión completa de Windows es una gran ventaja competitiva sobre los productos rivales que usan iOS y Android.

Microsoft también le ha hecho retoques a Windows para que pueda correr en los procesadores ARM, la arquitectura que se usa en los dispositivos móviles. Este parece ser el enfoque más prometedor para usar sin tropiezos las mismas aplicaciones en diversos dispositivos.

Pero Microsoft ha estropeado de tal manera su proyecto de smartphones que hasta vender teléfonos con la versión completa de Windows —lo que verdaderamente convertiría el aparato de bolsillo en una computadora escalable— probablemente sería una batalla cuesta arriba.

Si el dominio de Android sigue creciendo y Microsoft no puede convencer al público de que su visión es superior, habrá triunfado una tecnología menos que óptima, algo que yo, por mi parte, lamentaría ver.

Por Leonid Bershidsky

Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial ni la de Bloomberg LP y sus dueños.

TAGS: Android, Google

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