Bloomberg.- El software de Xu Li escanea más rostros que cualquier otro en la tierra. Tiene que darle las gracias a la policía china.
Xu dirige SenseTime Group, que fabrica software de inteligencia artificial que reconoce objetos y rostros, y cuenta entre sus clientes a las mayores marcas de teléfonos inteligentes de China.
En julio, SenseTime recaudó US$ 410 millones, una suma que, dijo, era la mayor ronda individual para una compañía de IA hasta el momento. La proeza quizá sea superada pronto, probablemente por otra empresa emergente en China.
El país está apostando fuerte a la IA. El dinero llega de inversores, grandes compañías de internet y el Gobierno de China, movidos por la convicción de que la tecnología puede transformar sectores enteros de la economía, así como la seguridad nacional.
Un esfuerzo similar está en marcha en Estados Unidos, pero en esta nueva carrera armamentística mundial China tiene tres ventajas: una amplia reserva de ingenieros para escribir el software, una base enorme de 751 millones de usuarios de internet para probarlo, y, lo que es más importante, un apoyo gubernamental sólido que incluye entregar montones de datos de los ciudadanos, algo que hace retorcerse a los funcionarios occidentales.
Los datos son clave porque es la forma en que los ingenieros de IA entrenan y prueban los algoritmos para que se adapten y aprendan nuevas habilidades sin la intervención de programadores humanos.
SenseTime construyó su software de análisis visual usando filmación de la policía de Guangzhou, una ciudad sureña de 14 millones de habitantes.
La mayoría de las megaciudades china han creado institutos de IA que incluyen algunos acuerdos de datos compartidos, según Xu.
“En China, la población es inmensa, por lo que es mucho más fácil recoger datos para cualquier hipótesis de uso que se necesita”, dijo. “Cuando hablamos de recursos de datos, en realidad la mayor fuente de datos es el Estado”, dijo.
Este aluvión de datos no hará más que crecer. China puso el desarrollo de la IA en una suerte de constitución tecnológica nacional. Un plan estatal, dado a conocer en julio, insta al país a convertirse en líder del sector para el año 2030.
Cinco años después, el Gobierno afirma que la industria de la IA generará 400,000 millones de yuanes (US$ 59,000 millones) en actividad económica. Los titanes de la tecnología chinos, especialmente Tencent Holdings y Baidu, se están uniendo a la partida.
Y la ciencia está apareciendo en lugares inesperados: los tribunales de Shanghái están probando un sistema de IA que analiza causas penales para juzgar la validez de la evidencia utilizada por todas las partes, ostensiblemente para evitar acusaciones injustas.
“El acceso a los datos siempre ha sido más fácil en China, pero ahora en el Gobierno, las organizaciones y las compañías se ha reconocido el valor de los datos”, dijo Jiebo Luo, profesor de informática en la Universidad de Rochester que ha hecho investigaciones sobre China.
“Están dispuestos a compartir siempre que encuentren a alguien en quien confiar”, agregó.
Todas las grandes compañías de tecnología estadounidenses también están invirtiendo considerablemente.
El aprendizaje con máquinas --un tipo de IA gracias al cual los autos sin conductor ven, los bots de charla hablan y las máquinas revisan montones de información financiera-- requiere que las computadoras aprendan a partir de datos en bruto en vez de una programación elaborada manualmente. Acceder a los datos es un esfuerzo permanente.
La economía de mando y control de China, y sus menores preocupaciones por la privacidad, hacen que el país pueda dispensar filmación en vídeo, registros médicos, información bancaria y otras fuentes de datos prácticamente cuando le plazca.