¿Alguna vez has sentido pánico de ver a tu smartphone con solo 1% de batería (y no tienes cargador)? ¿O tal vez sentiste pavor al darte cuenta que dejaste tu teléfono en casa? Si es así, podrías estar sufriendo de “nomofobia”.
Esta fobia de “no mobile phone” (en inglés) es un término emergente que algunos psicólogos utilizan para describir el miedo que la gente tiene de estar sin su teléfono inteligente.
Y los últimos descubrimientos sugieren que esto sucede porque estos dispositivos se han vuelto tan personalizados que son vistos como una ‘extensión de nuestro ser’.
Investigadores de la City University de Hong Kong y la Universidad Sungkyunkwan de Seúl identificaron un vínculo entre factores como los recuerdos personales y el mayor apego de los usuarios a sus teléfonos inteligentes.
Este hecho conduce a la nomofobia y una tendencia a mantener nuestros teléfonos cerca en todo momento, afirman los investigadores en su artículo publicado en la revista Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking.
Si bien investigaciones anteriores han vinculado la nomofobia a ansiedades en torno a una incapacidad para comunicarse y un miedo a ‘perderse de algo’, la nueva investigación sugiere que los propietarios de teléfonos también forman fuertes apegos personales a los dispositivos en sí, debido a las fotos, mensajes y otros datos que poseen.
Desintoxicación digital
Brenda K. Wiederhold, editora de Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking, dice que los que sufren de nomofobia podrían beneficiarse de la terapia de exposición. Este es un método común para tratar los trastornos de ansiedad, en la cual el paciente está expuesto a aquello que le causa miedo.
“La nomofobia, el temor a perderse algo (FoMo) y el miedo a estar desconectado (FoBo) – todas ansiedades que surgen de nuestros nuevos estilos de vida de alta tecnología – pueden ser tratados de manera similar a otras fobias más tradicionales”, dice Wiederhold.
“La terapia de exposición, en este caso, apagar la tecnología periódicamente, puede enseñar a los individuos a reducir la ansiedad y sentirse cómodos con períodos de desconexión”, agrega.
Esta idea de una desintoxicación digital ya está ganando terreno entre muchos usuarios regulares de Internet.
En el Reino Unido, más de un tercio de los usuarios de Internet realizaron una desintoxicación digital en algún momento del año pasado.
El grupo de edad que más utiliza Internet y es más probable que aplique una desintoxicación digital tiene entre 16 y 24 años de edad: es decir, la generación apodada los millennials.
Una investigación publicada en Harvard Business Review mostró que la exposición de los millennials a los medios sociales ha generado mayores niveles de ansiedad que en cualquier otra generación hoy en día.
Para combatir esto, dice el autor del estudio, los milennials deben ocasionalmente desconectarse de sus vidas en línea y pasar tiempo solos para reflexionar sobre las prioridades en sus vidas.
Camino al éxito
Una desintoxicación digital no sólo es buena para su salud mental y para reducir los niveles de ansiedad, sino también para ayudarle a ser más productivo.
En una publicación titulada “11 maneras de ser más listo y un mejor líder”, la antropóloga y líder para la juventud del Foro Económico Mundial, Tinna Nielsen, dice que el correo electrónico y las redes sociales pueden distraernos de nuestro verdadero trabajo.
Cuando dejamos de trabajar en una tarea para revisar correos electrónicos, el cerebro tarda unos 23 minutos en volver a la tarea en desarrollo.
Nielsen opina que uno puede ayudar a su cerebro a no hacer esto ajustando sus sistemas de mensajería para no informarle sobre correos entrantes o mensajes instantáneos o chats, y sólo revisarlos en un momento determinado, como después del almuerzo o al final de la tarde cuando las personas suelen estar cansadas.
O puede seguir el ejemplo de Nielsen: ella ha establecido una respuesta automática en la que indica que revisará los correos electrónicos el viernes, y le pide a la gente que envíe un mensaje de texto si es urgente.
Hasta el momento, ella cuenta, sólo ocho personas han considerado sus mensajes lo suficientemente importantes como para enviarlos por mensaje de texto. Esto le ha otorgado mucho tiempo para realizar su trabajo de forma creativa y eficiente, mejorando la meditación y toma de decisiones.
Por John McKenna
Fuente: Foro Económico Mundial