El apetito de los estadounidenses por la fast food toca su techo

Durante la mayor parte de su historia, el sector de fast food se ha caracterizado en los Estados Unidos por un crecimiento sólido y rápido.

(Foto: USI)
(Foto: USI)

(Bloomberg) Desde el primer restaurante que abrió en 1955 el fundador, Ray Kroc, en Des Plaines, Illinois, McDonald’s se convirtió en una cadena de más de 700 locales en los Estados Unidos en el transcurso de 10 años. Para 1983 había 6,000, y durante las dos décadas siguientes la compañía abrió un promedio de alrededor de 360 locales por año en los Estados Unidos.

Las empresas rivales más chicas Burger King Worldwide y Wendy’s también tuvieron su propia historia de impresionante crecimiento.

En los últimos años, sin embargo, las compañías que convirtieron los Big Macs y los Whoppers en símbolos de la cultura popular estadounidense han visto desaparecer la fuerte expansión local de sus menús. Las ventas en restaurantes que llevan abiertos por lo menos 13 meses declinaron 0.2% el año pasado en los Estados Unidos en el caso de McDonald’s y 0.9% en Burger King en los Estados Unidos y Canadá.

Incluso si se comprende los locales de reciente apertura, que experimentan un crecimiento más rápido en los primeros meses, las ventas de las grandes cadenas de fast food crecieron sólo 1.1% el año pasado, en comparación con 4% en 2012, según Euromonitor International.

El menor crecimiento de las ventas hace que muchos observadores del sector pronostiquen algo que antes resultaba impensable: el límite del crecimiento de los restaurantes de hamburguesas en los Estados Unidos.

“La fast food tradicional –McDonald’s, Sonic, Wendy’s, KFC, Taco Bell- ya ha alcanzado el punto de saturación en el país y no le queda mucho margen para crecer”, dice Peter Saleh, analista de la firma de operaciones Telsey Advisory Group.

Venta de locales
Las grandes cadenas ya estarían reaccionando de forma sorprendente al cambio, mediante la venta a franquiciatarios de mayor cantidad de sus locales propios en los Estados Unidos. Wendy’s dijo en 2013 que vendería más de 400. Yum! Brands, propietaria de KFC y Taco Bell, se deshizo el año pasado de 214 restaurantes y ya había vendido 468 en 2012. McDonald’s se deshizo este año de 200 locales, entre ellos una cantidad que no se especificó en los Estados Unidos. Burger King posee menos de 1% de sus locales estadounidenses.

Algunos analistas de Wall Street alientan esa “refranquicia” porque transfiere el costo de operar los restaurantes a los franquiciatarios, lo cual a su vez contribuye a los resultados de la empresa matriz. Otros dicen que las grandes cadenas, que son cada vez más globales, no hacen más que protegerse de una operación estadounidense que ha alcanzado su techo en momentos en que rápidos competidores apuntan a una nueva generación de comensales que prefieren comidas más saludables.

McDonald’s sólo incorporó 121 locales en los Estados Unidos en 2013 luego de restar la cantidad de locales estadounidenses cerrados ese año. Es por eso que, para aumentar los ingresos, tiene que vender más comida en cada local. Eso no pasa –las ventas comparables en los Estados Unidos han declinado o se han mantenido sin cambios durante nueve meses consecutivos-, y cada vez se hace más difícil aumentar las ventas conforme cambian los hábitos de consumo y crece la competencia.

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