Aunque el público peruano la reconoce como cantante de música criolla, Cecilia Bracamonte se considera ante todo intérprete, una artista capaz de abordar otros géneros como los boleros o los valses. Su más reciente disco, “Con alma de bolero”, es una muestra de ello. Hoy con cerca de 55 años de trayectoria, alista nuevos proyectos y aún no piensa en el retiro.

¿Qué personaje fue desde sus inicios un referente?
Yo comencé como cantante aficionada, recuerdo que en esos tiempos había una generación de grandes exponentes como Jesús Vasquez, Eloísa Angulo… hasta que en alguna oportunidad fui al Festival de Trujillo en donde estaba Alicia Lizárraga, la vi, la escuché y dije “eso es lo que quiero”.

”Con alma de bolero” fue más allá del criollismo…
Yo me considero interprete, puedo hacer diversos géneros, pero mi raíz no la dejo, lo otro son aventuras, ahí uno se va dando cuenta cuáles son sus virtudes, cuáles sus limitaciones. A Dios gracias todavía son virtudes (risas). Así una se puede dar el lujo de hacer otros géneros.

¿Cómo fue la acogida con su más reciente disco?
Maravillosa. Una entra pegadita a la pared (risas), pero lo que me han escrito, lo que me han dicho, cómo se ha vendido… ha sido un éxito. Con el disco quise rendirle tributo a Olga Guillot. Lo hice en los estudios Capital Récords, fui la segunda peruana en grabar ahí después de Yma Sumac. De alto nivel.

Sin embargo, los discos no son una fuente de ingreso…
El disco fue carísimo, pero me permitió hacer conciertos que, aunque se repletaron, no cubrieron lo invertido. Al menos una se da el gusto de hacerlo y además yo me esmero por ofrecer lo mejor. Tampoco me puedo quejar, tengo varias presentaciones en el año, voy a provincias, al exterior.

¿Son indispensables los auspiciadores?
Claro. Pero este disco es propio, no tuve auspicios. Se trata de autogestión. Un disco es una carta de presentación que te mantiene vigente.

¿La música criolla se está quedando atrás, no vemos nuevos exponentes?
Creo que el mercado de la música criolla aún puede crecer. Pero también depende de los auspicios, los espacios porque no todos tienen el dinero para hacer conciertos en el Gran Teatro Nacional, así que necesitamos locales aunque chicos, que sean bonitos. También creo que la vía es proponer cosas distintas.

¿Y con ello podríamos ver nuevos talentos?
Creo que sí hay, tiene que haber, de repente lo que falta son espacios para poderlos saborear, detectar qué es lo que están haciendo, qué estilo o propuesta traen. El empresariado tiene que apostar más porque hay propuestas.

¿Cree que necesitamos nuevos compositores o investigadores que desempolven piezas de antaño?
Ambos. Hay que investigar y contactarse con gente nueva. Si hablamos de compositores, pienso en Lourdes Carhuas. Lo que hago si no veo nada nuevo es irme atrás, rebuscar canciones, refrescarlas. Quedan lindas hasta que algo actual me fleche.

¿Confía en las redes sociales como canales de difusión?
Sí, pero no es como lo físico, el contacto, es diferente lo que se recibe y lo que se ve. Además, ahora estamos invadidos de otros géneros y ávidos de escuchar otras cosas, tanto que entra un “Despacito” y mira lo que es (risas).

¿Qué nuevos proyectos alista?
En octubre cumplo 55 años de carrera, pero no haré nada especial. Ya el próximo año me sacaré el clavo (risas).

¿Cómo lo planea?
Para los 56, espero hacer algo bonito… y conseguir auspicios. Quisiera celebrar con un disco, conciertos, como se debe.

¿Ha pensado alguna vez en retirarse de los escenarios?
Yo pienso que ya estoy cerca, y para los años que me queden voy a dar lo mejor. Una vez dije “en cuatro años me retiro”, pero hice un nuevo disco y ya no puedo parar.

EN CORTO
Celebración. Cecilia Bracamonte es una convencida de que para incursionar en la música es preciso prepararse, ya sea en canto, teatro, danza y/o expresión corporal. “No es simplemente salir y tomar un micrófono”, sostiene. La interprete ofrecerá por Fiestas Patrias un espectáculo de música criolla este viernes 28 de julio en Cocodrilo Verde.