La estrategia de Adidas parece ser la de trascender, la de ir un paso más allá. Ser vista no solo como una marca deportiva, sino también como una de moda. Sus productos, sus lanzamientos, sus tiendas y su estética parecen ir en esa dirección.
Michelle León, manager Bu Concept To Consumer Running & Training, señala que la línea entre lo deportivo y lo ‘fashionista’ es cada vez más angosta.
Los resultados de los últimos años parecen darle la razón. Esta nueva mirada del consumidor sobre Adidas les ha permitido crecer, pero sobre todo abrirse a nuevos públicos y mercados.
Más que deporte
El segmento de quienes practican runner se ha incrementado. Solo la maratón que organizaron en mayo pasado tuvo un récord de inscritos: más de 15,000 personas, pero en realidad había más de 18,000 corriendo 42 kilómetros de las calles de Lima. Esta es una evidencia de que el deporte avanza a nivel de consumo.
El ejemplo
Este año, Adidas ha lanzado una nueva generación de sus zapatillas Parley, un modelo asociado con la ecología y sostenibilidad. El origen del calzado lo revela. Ya son tres modelos.
“Estas zapatillas están hechas 95% de material reciclado, básicamente tomado de los océanos”, apunta.
Precisamente, Parley es una asociación preocupada por la sostenibilidad de los mares. La tendencia es ‘eco innovation’, a la que Adidas se ha sumado.
Públicos y objetivos
La ejecutiva señala que el público al que se dirigen es aquel que practica runner.
Ese es un primer punto, pero hay un segundo objetivo, que son quienes usan las zapatillas como un elemento de moda. Prefiero no hablar de estratos sociales, sino de estilos de vida, apunta León.
Afirma que el lema más importante de la marca es que tenemos el poder de cambiar vidas a través del deporte. “Las zapatillas son un ícono y hoy podemos convertirlo en un símbolo de sostenibilidad”, añade.
Llegando a los medios
Este año, Adidas fabricó un millón de zapatillas Parley. Para el próximo, serán 5 millones. La comunicación se hará a través de redes sociales y su principal vocero será Gabriel Villarán, el tablista.
Todo hace sentido, pues se trata de un tablista preocupado por la contaminación.