No le gustaba la sonoridad de “Sargent Pepper” –inspirado en el disco de The Beatles “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”–, así que lo castellanizó y le puso Sargento Pimienta, por ser más pintoresco y gracioso.
El nombre pegó, cuenta Eduardo “El Mono” Chaparro, propietario del popular local de Barranco, así como la propuesta que daban ante una Lima gobernada por un régimen militar.
Desde hace 43 años, el establecimiento ha sido parte de la vida de muchas generaciones. “Aquí, amigos cercanos conocieron a sus esposas, se casaron. La gente viene a celebrar sus compromisos, sus cumpleaños”, dice con una sonrisa.
Los primeros pasos
Sargento Pimienta no siempre estuvo ubicado en el distrito bohemio. Antes, Chaparro –junto a otros dos socios– apostó por la calle San Martín, en Miraflores.
“Estuvo pensado en ser como un pub inglés. El sitio era pequeño, así que la rentabilidad era igual que el lugar. No perdía ni ganaba. Mis socios en el camino se desencantaron de la idea y ahora soy yo el único dueño”, cuenta.
A pesar del tamaño del recinto, el primer año de vida de Sargento fue un éxito, ya que cada noche que abría sus puertas el lugar se abarrotaba de gente en busca de rock n’ roll.
“Quería ser independiente, pero trabajaba en un banco y no me sentía nada identificado con lo que hacía. Además, mi adicción al rock me hizo repensar las cosas”, dice al recordar lo razón que lo llevó a renunciar e iniciar el proyecto personal.
Durante todos los años de operación nocturna, por el local pasaron conocidos artistas, a quienes Chaparro se siente muy complacido de haber conocido.
“Han venido muchos músicos. Los primeros fueron los Enanitos Verdes. Charly García también vino como invitado, Manú Chao y muchos más”, resalta.
En Barranco nos quedamos
La casona que adquirió para la segunda vida de Sargento era lo que necesitaba para comenzar a despegar el negocio.
“Aquí sí es rentable, ya no era como en Miraflores”, afirma.
“Cuando nos mudamos, nuestro público objetivo no cambió. En ese entonces estaba en mis 20. Ahora que tengo 68, la atmósfera es la misma que al comienzo; sin embargo, mi hijo es el que entra a tallar más en la actualidad porque está a la altura de los jóvenes que vienen”, comenta.
Los diferenciales del local, según Chaparro, es la seguridad en los alrededores y el interior del lugar, la democracia y la autenticidad. “No toleramos las peleas y tampoco la discriminación. Creemos también que Sargento es único porque aquí está el espíritu del rock”, enfatiza.
Lo temático
Chaparro cuenta que desde hace cuatro años Sargento tiene días temáticos, entre ellos, los martes de salsa.
Luce orgulloso cuando dice que hasta ahora no ha aparecido competencia. “Nosotros lo iniciamos como probando. Hasta ahora seguimos y aún tenemos el lugar lleno cuando se realiza”.
En cuanto a la salsa, el también músico confiesa que no podría tocar o componer para el género. “Yo soy un roquero de corazón, pero mi mente es abierta, y a la salsa la aprecio. Además sabemos que el rock es el rock, pero la salsa se la come en número de seguidores y consumo”.
El retorno a la música
Chaparro lleva años en el mundo de la música, en donde se ha desempeñado como productor. Entre sus proyectos más reconocidos estuvieron Dr. Wheat y Los Hnos. Brothers.
Ahora, varios años después, vuelve al ruedo con una nueva apuesta: Narrador.
La nueva banda es integrada por Jeremy Castillo en la batería, Christian León y César Chirinos en las guitarras, Jessica Rodríguez en el bajo, Tavo Castillo en el slide guitar y flauta traversa, y “El Mono” en la narración.
“Mi adicción al rock hizo que comenzara con este proyecto, aunque debo confesar que al principio no veía la luz al final del túnel. ‘Narrador’ es algo que yo nunca pensaba que podía darse. Si hay algo que me ha levantado mucho el ánimo en mi vida, es esto. Yo hice las composiciones y la música del disco, que tiene canciones soul, funk, fusión”, remarca.
El punk nació en el Perú
Chaparro, sin vacilar la mirada, afirma que el punk nació en el Perú.
“Quizá no un punk duro, sino uno armónico, como fueron Los Saicos. Pero no soy amante del género, porque lo mío es el rock n’ roll y el blues”, finaliza volviendo a su género cápsula.