“Las únicas novedades de la noche son nuevas evacuaciones en (la ciudad de) Geyserville y el valle de Sonoma. Esperamos que el viento se calme y que progresemos”, tuiteó el sherif del condado de Sonoma, uno de los más afectados por el fulgurante avance del fuego.
En esta zona conocida por su tradición vinícola han perdido la vida al menos 11 personas, aunque hay 200 en paradero desconocido.
Dos personas murieron en el condado de Napa, tres en el de Mendocino y otra más en el de Sutter.
El portavoz de los bomberos de California (CalFire) explicó en su cuenta de Twitter el miércoles que 22 incendios arrasan actualmente el estado y que ya han quemado 69.000 hectáreas.
Napa lucha contra el incendio Tubbs, que ha abrasado más de 11.000 hectáreas y destruido 571 construcciones -de las cuales 550 residenciales-.
Unos 650 bomberos han sido desplazados a este lugar, donde otros 16.000 edificios están en peligro.
El incendio Atlas, también en Napa, apenas estaba controlado en un 3% la noche del martes. Desde el domingo arrasó 10.500 hectáreas.
En el condado de Mendocino, el incendio Redwood destruyó cerca de 12.000 hectáreas y sólo está contenido en un 5%.
El presidente estadounidense, Donald Trump, declaró el martes el estado de catástrofe natural.
La mayoría de los focos comenzaron el domingo y avanzan con extrema rapidez por los fuertes vientos.
Peligro para los bomberos
La policía de la localidad de Santa Rosa advirtió en Facebook que los servicios meteorológicos prevén un “retorno de los fuertes vientos en la región a partir del miércoles por la noche (…) hasta el jueves por la mañana”.
“Esta evolución crea condiciones extremadamente peligrosas para los bomberos”, subrayó.
CalFire precisó en su web que octubre es el mes en el que históricamente California -el estado más poblado de Estados Unidos- sufre sus incendios más grandes y destructores de todo el año.
Miles de vecinos se han visto obligados a huir de las llamas. El miércoles seguían las evacuaciones.
Sólo en el condado de Sonoma, más de 25.000 personas tuvieron que abandonar sus hogares. Unas 5.000 lograron refugiarse en albergues temporales, indicó el lunes la oficina del sherif.
El rápido avance de las llamas permitió a algunas personas regresar a sus casas, aunque sólo encontraron escombros. Santa Rosa fue particularmente castigada.
“No pensábamos que la casa ardería de esta forma”, dijo Barbara Baird, de 70 años. Su hija Krysti Campbell, con la que compartía vivienda, señaló que “busco joyas, pero no he encontrado nada”.
Varios viñedos han sido además parcial o totalmente destruidos. Algunos seguían en la trayectoria de las llamas el miércoles.
El viñedo Signorello Estate quedó reducido a cenizas. Su director, Ray Signorello Jr, señaló en Facebook que los trabajadores intentaron luchar contra las llamas la noche de domingo, pero tuvieron que abandonar los esfuerzos cuando alcanzaron el edificio principal.
La explotación de vinos orgánicos Frey acabó engullida por el fuego, mientras la familia vinicultora Donelan cruza los dedos para no sufrir las consecuencias de los indencios, aunque está en la zona de evacuación.
“El fuego no está para nada controlado y el viento aumenta. No hay forma de saber si estamos fuera de peligro”, cuenta Cushing Donelan a la AFP.
Alrededor de 4.000 personas -entre bomberos, socorristas, asociaciones no gubernamentales y militares de la Guardia Nacional californiana- luchan contra los incendios.
El incendios más mortal de la historia de California, el “Griffith Park”, ocurrió en octubre de 1933 y dejó 29 muertos cerca de Los Ángeles. El más destructor, el “Tunnel-Oakland Hills”, arrasó 2.900 edificios y mató a 25 personas en octubre de 1991.