Olvídense de Angry Birds: este videojuego les apunta a los inversores furiosos

Se parece mucho a Angry Birds, ese tonto y adictivo juego para el iPhone… sólo que en esta versión el blanco son los tenedores de bonos.

En un parque de diversiones del Estado argentino, el gobierno incita a los niños a apuntarles a buitres virtuales, referencia no tan velada a los acreedores internacionales del país.

“¡Misión cumplida!” proclama la pantalla cuando los jugadores espantan a los pajarracos de los hospitales, las fábricas y las escuelas. “¡Hemos recuperado la soberanía nacional juntos!”.

El juego, se podría asegurar, nunca llegará a ser un fenómeno mundial como el de los famosos pajaritos de Finlandia. Pero de todos modos revela hasta dónde es capaz de llegar la presidenta Cristina Fernández de Kirchner mientras su gobierno batalla con los acreedores desdeñados. El mensaje es claro: hasta los chicos argentinos pueden tener un papel.

Un día de invierno reciente, Lucila Aranda, de 11 años, se acercó a una consola que le llegaba al pecho para luchar contra los buitres junto con un puñado de niños. Utilizando hondas digitales, arrojaron a las aves esferas que representaban distintos programas del gobierno.

“Fue divertido… los pájaros son graciosos”, dijo luego Lucila. Su padre, Joaquín, no estaba tan seguro. “Evidentemente, es propaganda”, señaló.

A diferencia de la versión real de Angry Birds, todos ganan en este videojuego. Más tarde, los jugadores son conducidos a una pequeña sala para recoger su premio: un video psicodélico de buitres que lanzan fuego, políticos rapaces y billetes de dólares estadounidenses. La pantalla de video se extiende hasta el cielorraso y las imágenes rebotan en espejos a ambos lados de los asistentes al parque, convirtiendo la sala sin ventanas en un gran calidoscopio.

Escena surrealista
Esta escena surrealista, que se desarrolla en un edificio de hormigón del parque ubicado en las afueras de Buenos Aires, es el último capítulo de una larga batalla entre el gobierno de Fernández y los inversores que no aceptaron un acuerdo tras el impago de bonos del país en 2001. Elliott Management, la firma del multimillonario Paul Singer, rechazó los términos de las reestructuraciones de 2005 y 2010. Cuando el fallo de un juez estadounidense asignó US$1.700 millones a los acreedores, Argentina decidió volver a incumplir con el pago de su deuda en 2014 en lugar de abonarles.

La portavoz del ministerio de Economía de la Argentina Jesica Rey no respondió un correo electrónico de Bloomberg en el que se le pedían comentarios. El portavoz de Elliott Management Stephen Spruiell no respondió un mensaje telefónico.

El videojuego, sumado a juegos de mesa y dibujos animados del gobierno, es parte de un “esfuerzo para difundir determinada visión del mundo”, dijo Jorge Todesca, ex viceministro de Economía devenido asesor político. El gobierno quiere “llegar a los chicos y luego a sus padres”.

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