AP.- Por Debora Rey
Meses atrás, una reconocida cadena argentina de electrodomésticos prometía a sus clientes devolver el dinero del televisor última generación que habían comprado si la selección no se clasificaba al Mundial de 2018. Un escenario impensado que podría convertirse en posibilidad latente si el equipo de Lionel Messi y compañía no vence a Perú el jueves en un mano a mano por el pase directo a Rusia.
En Argentina el partido se vive como el más trascendente de las últimas décadas, incluso por encima de las cuatro finales mundialistas. La última vez que los albicelestes faltaron a la cita fue en México 1970. Hay varias generaciones de argentinos que nunca pasaron por ese trauma, entre ellos el propio Messi.
Crisis institucional y cambio de tres entrenadores mediante, Argentina llega a las dos últimas fechas de la larga eliminatoria sudamericana en el quinto puesto con 24 puntos, ubicación que la obligaría a jugar un repechaje contra Nueva Zelanda en noviembre.
Los peruanos, que hilvanaron tres victorias consecutivas, treparon al cuarto puesto, también con 24 unidades pero con más goles a favor que su próximo rival. Hace tiempo que la blanquirroja no llegaba al cierre de las eliminatorias con chances de clasificar a una Copa del Mundo, lo cual no consigue desde España 1982.
Si el equipo de Jorge Sampaoli le gana a Perú llegará menos presionado al último compromiso ante Ecuador el próximo martes en Quito. Otro resultado disparará la venta de calculadoras y calmantes. Argentina, campeón del mundo en 1978 y 1986, ya no dependerá de sí misma y estará pendiente de los resultados de Chile, Paraguay y Ecuador, sus inmediatos perseguidores.
“Estoy muy confiado de estos futbolistas para que le den al pueblo argentino la posibilidad de estar en el mundial”, dijo Sampaoli en una rueda de prensa. “Tengo una seguridad y convicción de que vamos a estar en el mundial. En eso camino, no tengo dudas. A eso vine, si no estuviera confiado no estaría acá”.
Perú, a su vez, cierra en casa ante Colombia.
A falta de juego y goles en anteriores presentaciones, Argentina buscó ayuda externa: se mudó del estadio Monumental de River Plate a la Bombonera de Boca Juniors, donde hace 20 años no juega un partido por eliminatorias.
Messi apenas registra un amistoso allí y varios de sus compañeros jamás la pisaron. Pero se argumenta que el riesgo vale la pena porque allí la presión de la hinchada se siente más (se descuenta que La 12, la legendaria barrabrava boquense, estará en la tribuna) para motivar a los propios e intimidar a los visitantes.
“Siempre la gente estimula, ojalá en el partido de mañana tengamos ese aliento que nos permita empujar en momentos difíciles. Va a ser muy importante que la gente esté al lado nuestro en un momento tan decisivo”, apuntó Sampaoli.
Respecto al mítico estadio, el técnico argentino de Perú, Ricardo Gareca, adelantó que “estamos preparados para jugar en cualquier escenario”.
“Nosotros estamos en nuestro mejor momento anímico y futbolístico”, avisó el ‘Tigre’, que nunca ganó como entrenador en la Bombonera.
Perú tampoco registra victorias en Argentina por eliminatorias, pero ha sido un rival molesto. En 1969 logró un empate 2-2 en la misma Bombonera que dejó afuera del Mundial del año siguiente a los argentinos. El mismo resultado se dio 1985 gracias a un gol mitad autoría de Gareca y otro poco de Daniel Passarella, que le permitió al equipo entonces dirigido por Carlos Bilardo jugar en México 1986.
Más acá en el tiempo, el artillero Martín Palermo marcó el del triunfo 2-1 en tiempo cumplido para que el seleccionado de Diego Maradona encaminara la clasificación a Sudáfrica 2010.
Consultado sobre qué partido se imagina, Sampaoli pronosticó “una Argentina con mucha furia, tratando de ir a buscar. Acá no se puede esconder lo que somos. Vamos salir con todo. Estamos preparándonos para tener un equipo que someta al rival”.
A los jugadores peruanos, desparramados por las ligas más competitivas del mundo, les sobra fe.
“Son los partidos más importantes de mi carrera, hay que tener la tranquilidad para afrontar estos compromisos…, solo depende de nosotros”, confía su capitán Paolo Guerrero.
El silencio es la regla en el bando argentino. Desde noviembre pasado los jugadores cortaron todo diálogo con la prensa en represalia por rumores extrafutbolísticos sobre Ezequiel Lavezzi, quien actualmente no forma parte del plantel. A última hora del miércoles, Sampaoli ofrecerá una conferencia de prensa.
En la previa, Argentina sufrió la baja de Sergio Agüero, quien se perfilaba como posible titular en lugar de Paulo Dybala, de bajo rendimiento en la fecha pasada ante Uruguay y Venezuela, a lo cual sumó una declaración poco feliz: “No es fácil jugar con Messi, porque jugamos en la misma posición”.
El “Kun” se rompió una costilla en un accidente automovilístico en Ámsterdam días atrás y tendrá para dos meses de recuperación.
Sampaoli no confirmó el equipo pero dio a entender que Dybala no jugará por la falta de tiempo para pulir su sociedad con Messi y que Mascherano se ganó un lugar en la retaguardia porque “muestra gran jerarquía y en estos momentos la jerarquía se toma en cuenta”.
En ataque, Sampaoli se inclinaría por Darío Benedetto, el goleador en racha de Boca Juniors, en lugar de Mauro Icardi, titular en los dos últimos partidos pero que arrastra una molestia física. La falta de gol ha sido una constante del seleccionado argentino, que lleva marcados apenas 16 goles en la competencia sudamericana, la segunda peor marca después de la ya eliminada Bolivia.
Perú, que fue recibido por varios cientos de compatriotas a su llegada a Buenos Aires, tiene cuatro bajas sensibles por suspensión: Christian Ramos, Christian Cueva, Paolo Hurtado y André Carrillo. Además, Jefferson Farfán arrastra molestias físicas y está en duda.
El partido se disputará desde las 18:30 y el árbitro será el brasileño Wilton Sampaio.