El primer número de Gestión salió al mercado el 25 de setiembre de 1990. ¿Qué tan diferente era el Perú en esa época? Hacía casi un mes, el ministro de Economía de entonces, Juan Carlos Hurtado Miller, había anunciado un drástico plan de estabilización conocido como el ‘fujishock’, que junto a otras reformas de mercado en casi toda la economía, cambiaría el desempeño económico del país en los siguientes años. Pues, hasta llegar esta década, el Perú era un ejemplo de mala gestión macroeconómica y de crisis generalizadas.
El PBI nacional se contrajo cuatro veces durante los años 80, el déficit fiscal como porcentaje del PBI llegaba a dos dígitos y las brechas en la cuenta corriente de la balanza de pagos, a cerca del 10%. De igual forma, el crecimiento exponencial de la inflación evidenciaba los problemas: entre 1988 y 1990 se llegó a picos de hiperinflación anual de cuatro dígitos.
Ante un país sin reservas, la única solución era restringir la oferta monetaria y liberar los precios, a pesar de la incertidumbre que generó en ese momento y el impacto sobre las personas con menores recursos. Los precios de los productos de primera necesidad se dispararon, pero con el límite al déficit fiscal y la impresión inorgánica de dinero, la inflación empezó a bajar.
Después, el proceso de reformas para liberar los mercados avanzó muy rápido hasta 1994. Se impulsaron las privatizaciones, la desregulación, la flexibilización del mercado laboral y la reforma de administración tributaria, con efectos que se ven hasta el día de hoy.
¿Fue suficiente? Si bien el Perú mejoró su competitividad durante los años 90, aún hay un camino de reformas pendientes para seguir avanzando. La debilidad de las instituciones, por ejemplo, se mantiene como uno de los principales riesgos del panorama nacional que limitan su acercamiento a las grandes ligas del desarrollo.