(Reuters) El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, “decretó” una reestructuración de la deuda soberana y de la estatal PDVSA luego de ordenar el pago de unos US$ 1,121 millones por el capital de un bono de la petrolera que vence en la jornada.
La decisión podría complicar más el ya difícil panorama crediticio de la nación petrolera, que para negociar con sus acreedores deberá enfrentar los obstáculos que suponen las sanciones impuestas por Washington, que prohíben a las compañías de Estados Unidos comprar nueva deuda del país sudamericano o de PDVSA.
El Gobierno socialista ha aplicado fuertes recortes a las importaciones de bienes fundamentales, como medicinas, para cumplir con su deuda externa ante la merma de sus ingresos petroleros.
Maduro insistió el jueves en que las sanciones impuestas por el presidente Donald Trump, que también restringen el uso del sistema internacional de pagos, están dificultando cada vez más honrar los compromisos de Venezuela.
“He ordenado que mañana viernes a primera hora se inicie el pago del bono PDVSA 2017. Pero luego de este pago, a partir de hoy (jueves), decreto un refinanciamiento y una reestructuración de la deuda externa y de todos los pagos de Venezuela”, dijo el mandatario en un acto televisado.
Maduro nombró al vicepresidente, Tareck El Aissami, un funcionario sancionado por Estados Unidos e incluido en una lista negra por narcotráfico, para que lidere la comisión que deberá negociar los próximos compromisos con los tenedores.
PDVSA debía realizar el pago del capital del bono para evitar caer en un incumplimiento, no obstante, el mandatario no entregó detalles sobre unos US$ 48 millones restantes correspondientes a intereses, que entrarían en período de gracia.
“Nuestra intención es seguir cumpliendo internacionalmente. Pero nuestra intención es que cese la persecución financiera de los bancos y organismos internacionales contra Venezuela”, agregó.
En este sentido, El Aissami añadió que Euroclear, uno de los mayores sistemas de compensación y liquidación de valores mundiales, bloqueó al Gobierno el pago de “una orden de US$ 1,200 millones en bonos”, sin ofrecer más detalles.
Venezuela y PDVSA no enfrentan nuevos pagos de capital durante lo que resta del año, pero deberá saldar unos US$ 800 millones por intereses de sus títulos, agendados para las próximas semanas de noviembre y diciembre. En el 2018, su servicio de deuda alcanza unos US$ 9,000 millones.
Según datos de la firma Torino Capital, la petrolera estatal y el país acumulan unos US$ 48,900 millones en deuda total, incluyendo bonos y pagarés.
Luego del anuncio de Maduro, PDVSA agregó que inició el pago previsto para el jueves a través del banco estadounidense JPMorgan.
Problemas para negociar
En febrero el Departamento del Tesoro de Estados Unidos señaló a El Aissami bajo la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros del Narcotráfico, convirtiéndolo en el funcionario venezolano de más alto rango en la lista, por acusaciones de lavado de dinero y tráfico de drogas.
Esto genera un gran obstáculo a la hora de nombrarlo como el encargado de negociar con los tenedores de deuda, pues muchos no tendrán permitido tratar con él, ni con el comité que presida. Además, el mercado podría dudar de su perfil técnico.
La semana pasada, Maduro designó como ministro de Economía al jefe de Finanzas de la petrolera estatal PDVSA, Simón Zerpa, también sancionado por Washington.
Según fuentes financieras, las sanciones que pesan sobre Zerpa están disuadiendo a algunas firmas de hacer negocios con la estatal petrolera, ya que muchas de las transacciones están vinculadas al departamento que él dirige.
“El mercado te da el voto de confianza, si estás poniendo orden en casa”, consideró el economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma local Ecoanalítica.
“Pero veo imposible, sin equipo, sin comunicación y sin un plan, que reestructuren. Ahora si el Gobierno decreta una reestructuración unilateral, es decir, ‘lo tomas o lo dejas’, eso es un evento de default y ahí se disparan todas las alarmas”, agregó.
La petrolera estatal cumplió esta semana con una amortización de unos US$ 842 millones, en un proceso que tuvo una demora inusual pero que elevó el optimismo de los operadores y llevó a los bonos de la estatal a cerrar en terreno positivo el jueves.
Los tenedores del bono PDVSA 2020 esperaron cuatro días antes de recibir en sus cuentas el efectivo, que PDVSA dijo el viernes giró al banco JPMorgan.
PDVSA y el Gobierno venezolano prefirieron retrasar la cancelación de los intereses de sus títulos desde inicios de octubre, aprovechando que cuentan con 30 días de gracia para pagar, pero la medida refleja lo cuesta arriba que se ha hecho para el país petrolero cubrir con la seguidilla de compromisos.
Ahora, con los capitales del PDVSA 2017N, Venezuela acumula unos US$ 800 millones en intereses pendientes de pago en menos de cuatro semanas, tras abonar con demora US$ 41 millones por los intereses del bono de PDVSA que vence en el 2037.