Hay técnicas para estudiar que todos interiorizamos: dormir las horas necesarias, tomar las dosis de café adecuadas, eliminar todos los estímulos posibles. Sin embargo, ahora un estudio científico determina que hay una técnica que aumenta considerablemente la capacidad de nuestra mente para aprender y retener datos.
Esta guarda relación directa con el ejercicio físico, dando validez al viejo aforismo latino de mens sana, in corpore sano, se explica en el portal The Objective.
La investigación, publicada en la revista especializada Cognitive Research: Principles and Implications, demuestra que aquellas personas que hacían cinco minutos de step después de estudiar eran capaces de recordar mucho mejor la materia que aquellos que no hacían el ejercicio. Los investigadores sostienen que el ejercicio instantáneo ayuda al proceso de consolidación de la memoria.
En este proceso, el cerebro retiene y refuerza el recuerdo de la información que acaba de aprehender. Esta acción cerebral ya era conocida por nuestros antepasados e incluso el emperador romano Quintiliano escribió al respecto. Con todo, se limitaban a desarrollar los beneficios del sueño a la hora de interiorizar datos. Pero, de acuerdo con los autores de estudio, el descubrimiento del impacto positivo del deporte en nuestra capacidad para memorizar es toda una revelación.
Curiosamente, esta circunstancia se evidenció en las mujeres y no en los hombres. Quizá porque el experimento consistía en memorizar rostros de hombres y asociarlos con sus nombres. Solo las mujeres retuvieron la información.
“No está claro si se trata de una verdadera diferencia de sexo o si había algo en las condiciones del experimento que provocaba que el efecto surgiera entre las mujeres y no entre los hombres”, dice Steven Most, autor del estudio y profesor de la Universidad de Sidney, en una declaraciones recogidas por Psyblog.
El estudio, tal y como aventuran los científicos, abre camino para otros tantos sobre la materia. Aunque Most defiende que sus conclusiones pueden comenzar a ponerse en práctica.
“Algunas escuelas podrían impulsar las pausas para hacer ejercicio en diferentes momentos del día para ayudar a que los alumnos retengan mejor lo que aprenden en el aula”, dice Most, que acaba: “Es necesario realizar más investigaciones para concluir con mayor certeza. Hay margen para desarrollar estudios adicionales que nos permitan entender cuánto ejercicio es óptimo hacer, en qué momentos o cuánto tiempo es necesario para que sea más efectivo o incluso qué personas se benefician más de esto”.