Vehículos autónomos: diez cosas que no sabías sobre ellos

Las empresas luchan por hacerlos más accesibles, se venderían en el 2020, utilizarán información de la nube, evaden obstáculos, esas son algunas de sus principales novedades.

El Observador de Uruguay
Red Iberoamericana de Prensa Económica – RIPE

Se manejan solos, evitan elementos que se cruzan intempestivamente en el camino, se alejan de automóviles y obstáculos cercanos. Los vehículos autónomos parecen ser el futuro. A continuación, diez detalles que debe saber sobre ellos.

1. Podrían llegar en el 2020
El año pasado Nissan anunció su objetivo más ambicioso: tener vehículos autónomos de precio accesible para 2020. Otras compañías consideran que lo más probable es que veamos su producción masiva por 2025 o 2030.

2. Las empresas luchan por hacerlos más accesibles
En este momento, la tecnología sola le añade al vehículo un costo de entre US$ 70 mil y US$ 100 mil. Apenas unas pocas personas podrían pagar tanto por esta suerte de alfombra mágica moderna. Las compañías están luchando para hacerla accesible y existen proyecciones de que, para cuando los autos autónomos comiencen a ser producidos en masa, el costo adicional podría haber bajado a montos de entre US$ 3,000 y US$ 5,000.

3. Utilizarán información de la nube
Poseen una gran cantidad de sensores ingresados a sus computadoras. Radares, láseres y cámaras colectan datos sobre la distancia a la que se encuentran de los objetos y la velocidad a la que estos se mueven. El GPS también tiene su rol, junto con un sistema de navegación que calcula de forma continua la posición, orientación, dirección y velocidad del vehículo, y de los objetos que lo rodean. Sin entrar demasiado en detalle, se podría utilizar información basada en la nube para actualizar continuamente la computadora de a bordo, incluyendo los datos recogidos por otros coches.

4. Sortean obstáculos
En este momento son bastante buenos para parar frente a objetos que se atraviesen y sus desarrolladores están trabajando para hacerlos todavía mejores. Los sensores en los vehículos hacen un seguimiento de todo lo que sucede en el camino y los vehículos frenan ante obstáculos o para resolver cómo sortearlos.

5. Los autos autónomos y los conectados, ¿son lo mismo?
No. Los autos autónomos usan tecnología dentro del vehículo para encontrar el camino y evitar choques. Los autos conectados, un concepto también en desarrollo actualmente, proveen comunicación de corto alcance entre vehículos y balizas de tránsito para ayudarlos a coexistir mejor. La tecnología de autos conectados puede ser una herramienta para los autónomos, pero no es revolucionaria, como algunos intentan hacerlo ver. Los autos conectados necesitan de un conductor activo.

6. Los expertos dicen que son seguros
Los errores de los conductores provocan la abrumadora mayoría de los choques, 93% en Estados Unidos, y hay más de 5 millones de estos accidentes cada año en dicho país. Solo quitar a los conductores drogados o alcoholizados de detrás del volante reducirá las fatalidades en 39%.

7. Su uso no garantiza un futuro sin choques
Nadie se anima a hacer esta afirmación por una buena razón: muchas cosas pueden salir mal en el camino. Pero habrá una reducción dramática de estos accidentes.

8. Podrían afectar a ciertas personas y negocios
Estos vehículos darán movilidad a las personas ciegas, mayores de edad, con discapacidades y aquellas demasiado jóvenes para conducir. Sin embargo, taxistas, camioneros y conductores de ómnibus podrían sufrir con su llegada. Además, si las tasas de accidentes se desploman, los talleres de mecánica, compañías de seguros, quiroprácticos y salas de emergencia también verán disminuir sus negocios.

9. Podría generarse más espacio urbano
Según se estima, un 31% de las tierras son usadas para estacionar en zonas urbanas, las mismas podrían reutilizarse en algo más. Por su parte, los vehículos podrían elegir zonas más distantes localizadas por satélite.

10. El público aún no confía en ellos
La mitad de las personas entrevistadas este año por Pew Research Center dijo que no usaría uno. Los universitarios graduados se mostraron más proclives a intentarlo (59%), mientras que las personas con un diploma menor opinaron que declinarían la oportunidad (62%). La ligera mayoría de los residentes de ciudades y zonas suburbanas dijeron que lo harían, pero solo 36% de las personas viviendo en zonas rurales afirmaron que lo intentarían.

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