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El líder norcoreano no deja de sorprender al mundo y esta vez recibirá un premio por la paz y la justicia, concedido por la fundación Sukarno. Pese a la hambruna que rodea a Corea del Norte, Kim Jong-un demuestra que los problemas sociales quedan de lado cuando el poder es casi infinito.

“Las amenazas nucleares no son un juego”, advirtió Ban Ki-moon, quien se ofreció como mediador entre Pyongyang, Seúl y Washington.