Este mes ha sido incómodo para una serie de figuras adineradas. En la trama estuvieron involucrados Bono de U2, el secretario de comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, y la reina Isabel de Gran Bretaña, así como algunas de las compañías más valiosas del mundo, incluidas Apple y Nike. Todos estos, y muchos más, aparecen en los Paradise Papers (papeles del paraíso), un tesoro de más de 13 millones de documentos, muchos de ellos robados de Appleby, un destacado bufete de abogados offshore.
El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y sus 95 socios de prensa, incluidos la BBC y el New York Times, comenzaron a publicar artículos basados en estos documentos el 5 de noviembre, a los que le siguieron decenas de historias en los días posteriores.
El último gran golpe de ICIJ, los Papeles de Panamá en abril del 2016, echo luz sobre algunos de los rincones más oscuros de las finanzas offshore. Por el contrario, muchas de las actividades destacadas por esta filtración son legales. Pero se las consideraría ampliamente contrarias al espíritu de las leyes impositivas de los países al explotar las brechas que se abren entre ellas cuando las finanzas se extienden más allá de las fronteras.
Entre los documentos más esclarecedores están los relacionados con las ‘acrobacias’ tributarias empleadas por Apple y Nike para trasladar sus ganancias a paraísos fiscales. Para Nike, trasladar los derechos del diseño de su logotipo y otras marcas comerciales a Bermuda ayudó a reducir su tasa impositiva mundial a entre 10% y 20%, un descenso desde más del 30% de hace diez años.
Por el contrario, una inversión en un fondo registrado en las Islas Caimán por parte del patrimonio privado de la reina, realizada en gran medida por la BBC, parece no haber tenido ventajas impositivas. Si invertir en fondos offshore (extraterritoriales) es, en sí mismo, incorrecto, entonces millones de británicos también son culpables.
Miles de fondos de capital privado y de cobertura están registrados en paraísos fiscales. A menudo, esto se hace para evitar una capa adicional de impuestos en el país de domicilio del fondo, no para evadir impuestos adeudados en el país de origen del inversionista. La mayoría, si no todos, los grandes planes de pensiones –incluidos los de la BBC– invierten una parte de su dinero en tales vehículos offshore.
Es poco probable que el impacto global de los Paradise Papers sea tan espectacular como el de su predecesor panameño, el cual ‘tumbó’ a los líderes de Pakistán e Islandia y desencadenó muchas investigaciones criminales sobre evasión de impuestos y lavado de dinero, incluyendo 66 solo en Gran Bretaña.
Pero ya ha habido pedidos de indagaciones e investigaciones oficiales, incluso sobre los vínculos comerciales de Ross, de quien se reveló tenía una relación indirecta con personajes rusos ligados al Kremlin, a través de una empresa de transporte de petróleo. (Él dice que no estaba enterado de esto.) Varias agencias tributarias nacionales, incluidas las de India y España, han lanzado investigaciones. Los ministros de finanzas de la Unión Europea pidieron la semana pasada que se elabore una lista negra de paraísos fiscales para diciembre de este año.
Las revelaciones sobre la creativa planificación fiscal de las multinacionales aumentarán la presión para arreglar el mosaico de normas y tratados que rigen los impuestos a las empresas transfronterizas. La OCDE, un grupo de expertos, ha liderado los intentos de cerrar las lagunas legales, que se calcula que cuestan hasta US$ 240,000 millones al año en ingresos fiscales perdidos. Pero lograr que muchos países acuerden una solución es como pastorear gatos, especialmente cuando Estados Unidos y la UE están en desacuerdo con las condiciones fiscales de los gigantes tecnológicos estadounidenses.
En términos más generales, la filtración avivará un debate que se libra desde la crisis financiera mundial, sobre los pros y contras de las finanzas offshore para la economía mundial. Los detractores, entre ellos Angus Deaton, un economista ganador del Premio Nobel, dicen que los paraísos fiscales no sirven para ningún propósito útil, y simplemente permiten que una élite financiera esquive las regulaciones y obligaciones financieras que se aplican a todos los demás.
Los defensores afirman que apoyan la inversión transfronteriza porque, por ejemplo, ofrece a individuos de diferentes países lugares “neutrales en impuestos” en los que realizar inversiones agrupadas; y brinda un refugio financiero legítimo para los ciudadanos de países en crisis.
Esta defensa provoca poca afinidad pública. Pero es cierto que pequeños centros offshore han recibido poco crédito por las tareas de limpieza en la última década. En algunas medidas de transparencia fiscal y corporativa y lucha contra el lavado de dinero, Jersey, las Islas Caimán y algunos otros paraísos obtienen mejores resultados que muchos países ricos.
Un montón de cosas dudosas o totalmente nefastas ocurren en lugares offshores. Pero sería una lástima si los “papeles del paraíso” reforzaran el cliché de que los culpables son islas rodeadas de palmeras, cuando los mucho más grandes centros financieros costa adentro, como Londres, Nueva York y Miami, ofrecen la combinación más atractiva de respetabilidad y secretismo, convirtiéndolos en imanes de poder sin paralelo para el dinero contaminado del mundo.