La década del fuerte crecimiento económico que gozó el país gracias al súper ciclo de los metales ya se empieza a ver lejano y aunque permitió el desarrollo de una clase media más sólida con mayores ingresos, casi no logró cerrar la brecha salarial entre hombre y mujeres.
Hace 10 años, por el verano del 2006, los hombres en Lima Metropolitana percibían un ingreso promedio mensual de S/ 956.9, mientras que las mujeres recibían un salario promedio de S/648.7 al mes, es decir, la brecha salarial entre ambos sexos era de 47.51% en esa época.
Una década más tarde, en la que la economía gozó de un importante crecimiento económico, se produjeron algunas importantes diferencias, en la estructura salarial de las familias capitalinas.
El último reporte del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) enero – marzo revela que los hombres ahora perciben un ingreso promedio mensual de S/1,881.7, mientras que las mujeres reciben al mes S/1,339.7 en promedio.
Diferencias
Como se puede observar con respecto al verano del 2006 en ambos casos se ha más que duplicado el ingreso promedio mensual en Lima Metropolitana, pero a la vez la brecha salarial entre hombre y mujeres solo se ha reducido siete puntos porcentuales a 40.46%.
Después de 10 años de crecimiento económico, los hombres han pasado de ganar 47% más que las mujeres a 40% más, una brecha todavía amplia, frente a otros países desarrollados.
La propia Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que esta brecha se reduce sustancialmente en otros países, menos en la Argentina y Perú, donde gran parte de la disparidad salarial entre los sexos también se debe a diferencias de instrucción y a otras características observables en relación con el mercado laboral.
Si bien las teorías de capital humano sostienen que los principales determinantes del nivel de ingresos de las personas son la educación y la experiencia, en el caso peruano subsisten otros factores más vinculados a la idiosincrasia.
Factores culturales
Cecilia Guzmán Barrón, socia del estudio Gallo Barrios Pickmann explicó que en Perú, a diferencia de los hombres, las mujeres dedican al hogar unas 30 horas a la semana, factor que limita su desempeño en los centros laborales.
“El tiempo que le pueden dedicar a su trabajo es restringido, de ahí que existan trabajaos a tiempo parcial o que no puedan realizar la jornada completa o horas extra”, mencionó.
La abogada laboralista lamentó que en una década de crecimiento económico la brecha salarial de género apenas se haya reducido siete puntos porcentuales, pero considera que este es un reflejo de la idiosincrasia nacional.
“Evidentemente con el crecimiento económico, haber avanzado siete puntos es poco y se explica en gran medida porque en nuestro país, por más desarrollo económico, en cultura o idiosincrasia hemos avanzado poco y seguimos dándole la pesada responsabilidad familiar a las mujeres”, concluyó.