(Bloomberg) La manufactura del Reino Unido se contrajo más que lo pronosticado inicialmente en julio, ya que sufrió la peor caída en más de tres años.
Un Índice de Gerentes de Compra cayó a 48.2, por debajo del registro preliminar de 49.1, anunció Markit Economics el lunes en Londres. El índice sólo quedó por debajo de la marca de 50 –que separa la expansión de la contracción- una vez desde comienzos de 2013. El índice se ubicó en 52.4 en junio.
El informe indica que la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea podría tener un impacto más grande en la economía que el que se esperaba inicialmente. Los cálculos preliminares de Markit publicados el mes pasado ya habían dado indicios de que la actividad de las empresas se estaba contrayendo al ritmo más veloz desde la última recesión, ocurrida hace siete años. Esto llevó al funcionario del Banco de Inglaterra Martin Weale a cambiar de rumbo y apoyar el pedido de sus colegas de disponer una relajación esta semana.
Los funcionarios del Banco de Inglaterra mantuvieron la tasa de referencia en un mínimo récord de 0,5 por ciento en julio e indicaron que era probable que hubiera estímulo en agosto. El Comité de Política Monetaria de nueve miembros anunciará su próxima decisión el jueves, cuando también publique los nuevos pronósticos de crecimiento e inflación.
“Las cifras débiles son potentes argumentos para tomar prontas medidas en materia de políticas”, dijo Rob Dobson, economista de Markit. “La caída se sintió en toda la industria, en tanto la producción se redujo en todas las firmas de cualquier tamaño y en todos los sectores de bienes de consumo, intermedios y de inversión”.
La baja de la producción fue la más marcada desde octubre de 2012, señaló Markit. Las órdenes de compra nuevas se contrajeron, lo que sugiere que la incertidumbre en el mercado interno compensó cualquier aumento de las exportaciones por la mayor debilidad de la libra.
Si bien las exportaciones del sector manufacturero fueron el único aspecto positivo del informe inicial, Markit dijo que la mejora era “menos marcada de lo que se había calculado previamente” debido a la atonía de la demanda externa. La caída de la moneda llevó la inflación del costo de los insumos al nivel más alto en cinco años. El empleo cayó por séptimo mes en julio y las firmas relacionaron la reducción de personal con la caída de la producción y las nuevas órdenes de compra.