Richard Manrique Torres
Enviado especial a la CADE 2013
richard.manrique@diariogestion.com.pe
Los empresarios de la década de los setenta son conscientes de que la situación que vivieron fue peor de lo que se cree: “No solo no se avanzó, sino que se retrocedió”. Esta fue la opinión de Óscar Espinoza, quien fue presidente de COFIDE, en esos años.
Su presentación llevó por título “Los setenta: la década de la sobrevivencia”. Pero para aclarar su participación como funcionario del Estado, dijo lo siguiente: “Los jóvenes profesionales de esa época, con ese motor que es el idealismo, y con un sector privado arrinconado por la política, teníamos que actuar. Y lo propicio era hacerlo desde el sector público”.
La demostración de los resultados –según Espinoza– es que luego dichos profesionales “fueron exitosos empresarios privados y de gran nivel”. Pero lo importante de aquella década fue la demostración de que las empresas estatales son “ineficientes por definición”, dijo. Y que “el Perú se vacunó en la forma más dolorosa de los proyectos socialistas o ‘socialistoides’”. “Esos dos fueron los grandes mensajes de los setenta”.
¿Por qué no pueden ser eficientes las empresas estatales? “La intromisión del poder político es inevitable –opinó Espinoza–: hacía insostenible las empresas públicas. En segundo lugar, empezaban a aparecer los mecainismos de control”.
“No se consigue un gerente que asume riesgo –explicó–, y trabajar en una empresa estatal es someterse sanciones posteriores que nadie quiere tener. Esta situación se repite hasta hoy”.