Un país que no conoce su historia está condenado a repetirla. No es la primera vez que la economía peruana crece a altas tasa por factores externos. “Estamos a punto de perder el tren”, advierte el investigador de Centrum Católica, César Álvarez Falcón.
El experto compara el crecimiento por el boom de los metales, que está llegando a su fin, con la bonanza vivida por la explotación del guano y el caucho a finales del siglo XIX. “Al caer las burbujas, siempre se genera desorden político interno”, alertó.
Para el experto, Perú puede mantener tasas anuales de crecimiento mayores a 6.5%, pero el 2013 es “el punto de quiebre”. “Todo dependerá que en los próximos dos o tres meses el Gobierno decida implementar reformas efectivas”, anotó.
Dichas reformas –aseguró- son más fáciles de ejecutar durante el primer año de Gobierno, pues el entorno político es favorable. El investigador incidió, por ejemplo, en la necesidad de reformar ProInversión, pues en los últimos dos años no lanzó nuevos proyectos “por falta de personal capacitado”.
Otra institución que estaría incumpliendo su labor sería Ceplan. “Tienen un plan estratégico, pero son dos páginas que no dicen nada. No debemos dejar que las cosas sigan en piloto automático”, fustigó.
En este sentido, el economista resaltó que el déficit de infraestructura de US$ 80 mil millones, que rezaga nuestra competitividad, representa también una oportunidad para desarrollar asociaciones público privadas, que a su vez demandarían mano de obra.
Sin árbitro
Un rol débil del Estado –alertó Álvarez- desincentiva las inversiones principalmente en el sector extractivo. “Si el Gobierno no desempeña su labor, es como jugar un partido de fútbol sin árbitro”, aseveró el docente, tomando como ejemplo la problemática generada en torno a la consulta previa.
“El artículo 169 de la OIT pasó a ser ley en Perú. Luego se publicó un reglamento, y posteriormente, como no estaba claro, fue necesaria una guía. Es un conjunto de legislaciones que genera pavor. Encima, el Presidente dijo que las comunidades andinas no formarían parte de la consulta. El ministro Merino después salió a decir que evaluaría caso por caso. Pero finalmente la consulta no sería vinculante, lo que genera la posibilidad de mayor conflicto. Nada está claro”, argumentó.
“Necesitamos una conducción más organizada. Si no sabes a dónde quieres ir cualquier camino es el correcto, y así estamos”, concluye el catedrático, parafraseando al gato del cuento Alicia en el país de las maravillas.