Juan Mendoza – economista
La provisión de agua y desagüe, tarea fundamental del Estado, es una calamidad. Al menos 6 millones no tienen acceso a agua potable, y cerca de 10 millones no tienen alcantarillado. Incluso en la capital, cientos de miles no están conectados a la red de agua, y hasta 25% de los limeños carece de servicio continuo del líquido elemento.
Las EPS son un modelo de ineficiencia: pierden plata, no invierten y, en muchos casos, son focos de corrupción. Sedapal es incapaz de ejecutar su ya exiguo presupuesto de inversiones. La planta de Huachipa es un ejemplo de dispendio de los escasos recursos públicos. Seis décadas después de Odría el grueso del agua potable de Lima sigue siendo procesado en La Atarjea con tecnología de la década de 1950.
El régimen tarifario es un desastre. Los políticos, en su incesante búsqueda de votos y popularidad, han promovido tarifas en extremo bajas para quienes tienen acceso a la red de agua. Por ejemplo, el suscrito paga menos de 10 soles al mes por el agua. Sin embargo, el costo del agua entre la población que no está conectada a la red es al menos 10 veces mayor que el que paga la población conectada. Así, las bajas tarifas empeoran la distribución del ingreso.
Además, las bajas tarifas estimulan el desperdicio del recurso: el consumo de agua en Lima por persona es el doble que en París. ¿Quién cuida lo que cuesta poco? Asimismo, la reutilización del agua brilla por su ausencia. Finalmente, las bajas tarifas son un enorme desincentivo a invertir en el sector: ¿quién invertiría si las tarifas bajas harán imposible recuperar la inversión?
Sedapal y las EPS deben ser concesionadas si queremos que haya eficiencia en las empresas que distribuyen agua.
No debe haber ningún tipo de restricción a la inversión privada en la captación y tratamiento. Las tarifas de agua, que siempre deben regularse, tendrían que aumentar hasta el punto que hagan rentable las inversiones. El aumento tarifario debe ser mayor en los distritos más pudientes que en los menos favorecidos.
Gota a gota la población sufre el abandono del Estado de su función primordial de proveer agua y alcantarillado.
Pedro Francke – economista
Aunque hoy parezca paradójico, Lima es una de las capitales sudamericanas con menos cobertura de agua potable, dejando sin ese servicio básico a casi un millón de personas y otro millón con servicios deficientes.
Sunass aceptó para Sedapal un programa de inversiones de 3,205 millones de soles para 2015-2010, pero dejó de lado otros 3 mil millones de soles de proyectos sin financiar. Un indicador crítico como es el agua sin facturar se ha reducido casi 20 puntos porcentuales en 15 años, lo que representa un fuerte ingreso adicional para Sedapal.
Simultáneamente, sin embargo, 22 grandes empresas sacan enormes cantidades de agua del subsuelo sin pago alguno, lo que resulta injustificable. Las inversiones necesarias tienen que hacerse.
Un enfoque integral de cuidado de la cuenca es indispensable. La deforestación facilita los huaicos. Hay contaminación minera en la cuenca alta; si la relavera de Tamboraque colapsara por un huaico la contaminación del agua se dispararía. Hay además poblados, industrias y agricultores que botan sus desagües sin tratar.
¿Debiera privatizarse Sedapal? Siendo esencial para la vida, el agua no puede verse como una mercancía sino como un derecho humano. Hechos lamentables de especulación con el agua en Lima la semana pasada muestran lo delicado del tema. En países como Argentina, Francia y Alemania se ha dado marcha atrás en privatizaciones del agua.
En Tumbes la privatización del agua no ha sido buena. El agua privatizada de Santiago de Chile ha tenido 3 cortes masivos en los últimos 5 años y factura un porcentaje menor al de Sedapal. Pero aunque el Congreso rechazó esa política cuando se debatieron las facultades legislativas el año pasado, ProInversión insiste en una APP de agua para Lima de 600 millones de dólares.
Hay que mejorar la gobernanza de Sedapal, con más transparencia, un directorio plural con representantes municipales y de los colegios profesionales que rote paulatinamente y una gerencia estable de alto nivel, asegurando que no haya corrupción a su interior. Y permitirle invertir bien.
Luis Estrada – economista
El tema del servicio de agua debe verse como una brecha en servicios públicos no brindados, que dependiendo del problema puede estar entre el 30% y 50% de la demanda por servicios.
El tema del servicio de agua debe verse como una brecha en servicios públicos no brindados, que dependiendo del problema puede estar entre el 30% y 50% de la demanda por servicios. Entre los principales problemas están:
1) La falta de captación de agua para abastecer a la gran Lima.
Solución:
A) Derivación de aguas de cuenca oriental.
B)Pozos de extracción.
C) Plantas desalinizadoras.
2) El déficit en capacidad de producción.
Solución:
A) Planta de tratamiento (v.g. poner Huachipa operativa)
B) Desalinizadoras.
3) La red de distribución de agua deficitaria y en mal estado.
Solución:
A) Tendido de redes en zonas marginadas y mantenimiento general.
4) El déficit en red de desagües y aguas residuales sin tratar.
Solución:
A) Tendido de redes de desagües en zonas marginales y mantenimiento general a las existentes. Plantas de tratamiento de aguas residuales.
La lista por hacer es interminable. Lima es una ciudad de casi 10 millones de personas, colapsada en servicios públicos de saneamiento. Hay que dejar de pensar que una sola empresa puede atenderlos. Se debería abrir el mercado a un número de iniciativas privadas o mixtas por cada problema, por cada sector.
Introducir la competencia en el sector que hoy monopoliza Sedapal, será el mejor estímulo para hacerla eficiente. Hoy en Sedapal concurren la dirección y la tecnología con la política y la falta de transparencia a todo nivel. De una organización dividida por intereses ajenos y distantes de los objetivos, no se puede esperar eficiencia.
Gestionar Sedapal con la maraña de enredos políticos y de intereses subalternos no es un tema solo de escoger un buen CEO y tener un buen plan estratégico. Me imagino a Alonso, ese brillante piloto de fórmula 1 que luego de liderar la tabla muchos años anda perdido en el ranking porque su nueva escudería (que equivale en Sedapal al entorno, la estructura, el equipo y la organización) no da la talla.
Perdidos en la discusión sobre si se privatiza o no Sedapal, solo generamos controversias y discusiones bizantinas y no acciones concretas contra los graves problemas de saneamiento que hace años sufre Lima.