¿Recuerdan cuando el mundo nos decía que producir energía renovable era demasiado caro? El panorama está cambiando, pues el costo para generar energía solar y eólica ya se encuentra al mismo nivel o menor que la producida con carbón o gas natural, según el informe “Renewable Infrastructure Investment Handbook” del World Economic Forum (WEF).
La matemática es bastante simple. En 2006, la energía solar costaba US$ 600/MWh, mientras que el precio de la tradicional obtenida a partir de carbón y gas natural ascendía a solo US$ 100/Mwh.
Diez años después, el costo de la energía solar es de US$ 100/MWh, y el de la energía eólica es de US$ 50/MWh. Una baja enorme en su precio, lo cual ha llamado la atención de los inversores.
De hecho, en 2015, las inversiones en capacidad de energía renovable y sus US$ 285,900 millones sobrepasaron por primera vez a las fuentes convencionales. La cifra representó un incremento de 5% con respecto a 2014, cuando solo alcanzaron US$ 273,000 millones, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP).
En pocas palabras, la inversión en energía verde representa el 53.6% de la capacidad total en 2015, según Bloomberg New Energy Finance. Un record muy celebrable en una industria dominada por los combustibles fosiles.
Si desmenuzamos las inversiones podemos encontrar que el mercado asiático le presta mayor atención a la energía renovable. Además, registra un crecimiento vertiginoso en los últimos años.
En 2011, por ejemplo, de los US$ 318,000 millones invertidos en energía verde alrededor del mundo, América, Europa, el Medio Oriente y África concentraban el 69% de las inversiones.
En el último reporte obtenido por Bloomberg en 2015, se conoció que la región Asia-Pacífico invirtió US$ 179,000 millones de un total de US$ 329,000 millones. Es decir, un 54% del capital que alimenta la energía verde proviene de bolsillos asiáticos.
Un negocio rentable
Está bien, producir energía renovable es más barato, ¿pero conviene hacer negocio de ella? Por algo los inversores se están convenciendo, ¿no?
Y es que una de las principales razones por las que se ha abaratado tanto su costo es la eficiencia de la tecnología para generar este tipo de energía.
La eficiencia de los paneles solares ha visto un salto considerable de 15% a 22% desde 2011. Las turbinas de viento alcanzaron el 50% de eficiencia (antes estaban en 25%), y las cifras podrían seguir aumentando. Lo mejor es que este crecimiento ha sido acompañado de una disminución progresiva en el coste de la maquinaria.
Desde el 2009, el costo de los paneles solares ha bajado 80%, mientras que a partir de 2013, las turbinas eólicas se han abaratado un 30%, según la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA).
El punto de quiebre lo podemos hallar en el año 2013.
Entonces los ingresos anuales de las plantas de energía solar y eólica marcaban en rojo, -11% y -6%, respectivamente.
Pero luego de la evolución tecnológica, que la volvió ampliamente competitiva, el retorno en ambos tipos de energía creció hasta 10% (solar) y 17% (eólica).
Un pequeño ejemplo: las inversiones en energía eólica de la canadiense Caisse de Depot et Placement du Quebec (CDPQ) alcanzan los US$ 2,500 millones. Y solo en su activo más grande, Invenergy, los ingresos fueron de casi US$ 1,500 millones, rentabilidad mayor que la obtenida por CDPQ en sus negocios inmobiliarios.
Por un mundo mejor
Alrededor de 30 países en el mundo ya han alcanzado la paridad de red sin necesidad de subsidios, que es cuando una fuente de generación de energía eléctrica puede producirla al mismo o menor coste que el precio general de la electricidad.
En la región tenemos dos grandes ejemplos en Chile y Brasil, y si vamos más lejos encontramos a México y Australia como pioneros de la energía verde.
Las proyecciones apuntan a que en los próximos dos años, el 66% de países alcanzarán esta paridad de red; y según el Deutsche Bank, si la energía eléctrica sube 3% anual, en un par de años el 80% de países llegaría a la meta.
Lo curioso es que el mundo se está concentrando en subsidiar la generación de energía a partir de combustibles fósiles. Contrario a lo que se creería, el consumo de este tipo de energía ha recibido US$ 493,000 millones en subsidios en 2014, más de cuatro veces más lo recibido por las fuentes de energía renovable, según la Agencia Internacional de Energía (IEA).
A pesar de todo el crecimiento, aún hay mucho camino por recorrer en la lucha contra el cambio climático. El 62% de la energía generada en el mundo se obtiene a partir de carbón y gas natural, mientras que la energía renovable asciende a solo el 5%.
Y sí, el cuadro es positivo, pero, según el WEF, la tendencia de inversión en energía verde aún está 60% por debajo del número necesario para alcanzar la meta de los Acuerdos de París hacia el 2030.