La economía peruana – elogiada alguna vez como la estrella de América Latina y ahora en medio de una desaceleración – sufrió dos duros golpes en menos de 24 horas.
Primero, la inesperada salida de su respetado ministro de Economía, Luis Miguel Castilla, anunciada la noche del domingo. Y luego, el lunes por la mañana, se informó que el producto bruto interno (PBI) del país había crecido por debajo de las expectativas en julio.
El Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI) dijo ayer que la economía se expandió un magro 1.16% respecto al mismo mes del año pasado. Aún así, la cifra representa 60 meses de continuo crecimiento y una mejora respecto a junio, cuando el crecimiento del PBI casi se detuvo en seco, al expandirse solo un 0.3% en comparación al año anterior.
El tercer mayor productor de cobre del mundo se ha visto afectado por una caída en las inversiones, menores ingresos por exportaciones de minerales como consecuencia de los precios más bajos de los commodities y una menor demanda desde Asia.
“Se observa un punto de inflexión, con el punto más bajo en junio”, dijo ayer Alejandro Vilchez del INEI, culpando a un contexto internacional “desfavorable” por el comportamiento de la industrias manufactura y minería.
Los comentarios de Vilchez podrían implicar que ahora comienza la gran recuperación de la peor desaceleración económica en cinco años. Funcionarios del gobierno, entre ellos el ex ministro Castilla, han venido insistiendo en que la economía se recuperará en el segundo semestre.
No obstante, los analistas esperaban un crecimiento de 1.95% en julio. De acuerdo con un informe de Scotiabank, la “economía de Perú está dando señales confusas y complejas.”
Para el nuevo ministro de Economía, Alonso Segura – quien juramentó el domingo en medio de promesas de fortalecer recientes reformas diseñadas para impulsar el crecimiento y de quien se espera que continúe con las políticas de su predecesor – la economía peruana probablemente crezca menos de 4% este año. Aunque parece ser una cifra interesante, está muy por debajo del promedio de crecimiento anual de más del 6% en la última década.
El jueves pasado, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) redujo por segunda vez en tres meses la tasa de interés de referencia en un cuarto de punto hasta 3.5%.
Al día siguiente, Bank of America Merrill Lynch comentó en una nota: Creemos que la decisión del BCRP de recortar [la tasa] es una señal de que el banco central está cada vez más preocupado de que la desaceleración pueda ser mucho más profunda de lo esperado. . . Ahora estimamos una probabilidad del 25% que el Perú ha entrado en una recesión. . . En tal escenario, las presiones de precios podrían disminuir, la demanda de importaciones se contraería, el déficit por cuenta corriente se reduciría, y el banco central tendría más espacio para dejar flotar la moneda. Si esto sucediera, sería de esperar una continua flexibilización de la política monetaria.
Si bien este aún no es nuestro escenario base, observamos que una recesión no sería una sorpresa dado el hecho de que las exportaciones se han reducido en casi una quinta parte en los últimos dos años.
Sin duda alguna, el nuevo ministro tendrá que tener mucho manejo de la situación.