(AFP) La Fiscalía de Chile investiga el posible nexo que podría existir entre el vertimiento de 40 toneladas de salmones y la marea roja que afecta desde hace dos semanas las costas del sur chileno, y que provocó duras manifestaciones de pescadores.
La investigación comenzó este viernes con agentes de la policía civil recolectando muestras de restos de miles de especies marinas varadas en playas de la isla de Chiloé, a unos 1,000 kilómetros al sur de Santiago, intoxicadas por marea roja, un grave episodio sucedido luego que el gobierno y la Marina chilena ordenaran verter salmones muertos frente a las costas.
“Ya se han efectuado sobrevuelos por toda la isla de Chiloé como también la georreferenciación, para apreciar con mayor detalle el impacto ambiental ocasionado”, comentó Carolina Herrera, comisaria de la Policía.
La investigación busca determinar eventuales responsabilidades ambientales en el vertimiento de salmones muertos y si esto tuvo relación con la marea roja que causó el varamiento de especies marinas, y que ha llevado al gobierno a declarar alerta roja en dos regiones del sur del país.
“Los delitos relacionados con el medio ambiente son extraordinariamente graves y son una prioridad”, afirmó Marcos Emilfork, fiscal a cargo del caso.
Por su parte, el gobierno chileno anunció la creación de un grupo independiente de cinco científicos que investigará “la eventual relación entre el vertimiento de salmones y la marea roja”, señaló el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes.
El gobierno prohibió la extracción de mariscos y su consumo en las regiones donde decretó la alerta, afectando el sustento de pescadores artesanales que han realizado protestas y han rechazado las propuestas del gobierno para apoyarlos económicamente mientras dure la suspensión.
Chiloé, de unos 170,000 habitantes, suma 12 días bajo movilizaciones y bloqueos de caminos de pescadores, mientras en ciudades como Concepción, Valdivia y Santiago han realizado protestas apoyados por estudiantes.
Miles de medusas aparecieron en esta jornada, varadas a lo largo de tres kilómetros de una playa de Chiloé, afectadas por el Fenómeno de El Niño, según indicó la Marina chilena.