Bloomberg.- La profecía del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, de que un peso más débil impulsaría las exportaciones colombianas se está cumpliendo. Lamentablemente, una de las principales exportaciones que recibe el empujón de la depreciación de la moneda es la cocaína, mientras que las industrias lícitas siguen estancadas.

La superficie de tierra sembrada con coca, la materia prima para elaborar la droga, se triplicó en los últimos tres años a 146,000 hectáreas.

Este fenómeno se atribuye a una variedad de causas, entre ellas el fin de la fumigación aérea con herbicidas, el proceso de paz con los rebeldes marxistas y la caída del precio del oro, que reduce las ganancias de la minería ilegal, la otra fuente importante de recursos de la mafia.

El vicepresidente Óscar Naranjo, ex jefe de la Policía Nacional, propuso esta semana otra teoría en una entrevista con el diario El Tiempo: la depreciación de la moneda tiene parte de la culpa.

“Una de las razones fundamentales del crecimiento tiene que ver con el debilitamiento del peso”, dijo Naranjo. “Esto es un incentivo atractivo para que las mafias promuevan la siembra y la producción de más coca”.

La mayor debilidad de la moneda mantiene altos los precios para los productores colombianos de coca en medio de un aumento de la producción.

El precio del kilo de pasta de coca, forma no refinada de la cocaína producida por los agricultores, cayó de US$ 1.011 en 2013 a US$ 621 en 2016, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, pero en moneda local permaneció estable en alrededor de 1.9 millones de pesos, aun cuando se cultiva tres veces más.

Los traficantes compran toda la pasta y la refinan para obtener cocaína en laboratorios ocultos en la selva.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo este mes que estaba evaluando la posibilidad de sacar a Colombia se la categoría de socia en la guerra contra las drogas debido al aumento de la producción ilegal de droga.