La posible compra de los activos de Repsol por parte del Estado peruano ha puesto los ‘pelos de punta’ a más de uno. Y es que, después del crecimiento sostenido y la alta confianza empresarial que nos ha caracterizado en los últimos años, el solo anuncio de una ‘evaluación’ para esta adquisición podría hacernos retroceder en lo avanzado. Así lo aseguró Kallpa SAB.
“Es ineficiente e irresponsable el incursionar en este tipo de aventuras empresariales, que pueden salir bien o mal, pero el Estado peruano no está en capacidad de tomar ese tipo riesgos; esa no es su misión o ‘core business’”, aseguró Alberto Arispe, gerente general de Kallpa SAB.
Agregó que no se trata de ‘evaluar’ si el negocio de grifos y refinerías es rentable o no, sino que es necesario entender que no es la misión principal del Gobierno el destinar tiempo y recursos en estas adquisiciones, cuando existen otras necesidades urgentes en el país.
“El estado no debe participar en la actividad empresarial, debe dedicarse a su negocio, que es mejorar la calidad de vida de los peruanos (…) Somos un país pobre, no estamos para arriesgar recursos”, refirió.
Arispe señaló que el proceso de esta decisión elevará el riesgo de invertir en el país, pues, mientras no se tenga una visión clara sobre el rumbo que quiere seguir el Gobierno actual, la incertidumbre se mantendrá en el sector empresarial.
“Si el Estado compra Repsol, no se sabrá si en el futuro adquirirá otras empresas. Pero no es una buena señal, y el mercado se mueve en base a señales (…) Todos saben que esto se trata de una decisión política, y casi siempre que la política se mete en economía, es para peor”, dijo.