Reuters.- El Papa Francisco atacó el capitalismo sin límites como “una nueva tiranía invisible” e instó a los líderes globales a combatir la pobreza y la creciente desigualdad, en un documento que establece una plataforma para su pontificado y pide una renovación de la Iglesia Católica.
El documento de 84 páginas, conocido como una exhortación apostólica, es el primer trabajo de autoría propia de Francisco y amplía las visiones que ha difundido en sermones y comentarios desde que se convirtió en marzo en el primer Papa no europeo en 1,300 años.
En el documento, Francisco fue más allá de comentarios previos al criticar el sistema económico global, atacar la “idolatría del dinero” y suplicar a los políticos que garanticen a todos los ciudadanos “trabajo digno, educación y cuidado de la salud”.
También pidió a las personas adineradas que compartan su riqueza. “Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata”.
Y prosiguió: “No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en la calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa”, agregó.
Nueva Iglesia
El Papa dijo que la renovación de la Iglesia no puede ser postergada y agregó que el Vaticano y su jerarquía arraigada “también necesitaban escuchar el llamado de la conversión pastoral”.
“Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades”, escribió.
El teólogo italiano Massimo Faggioli recibió con beneplácito el trabajo, al que catalogó como “el manifiesto de Francisco”: “El mensaje sobre la pobreza pone al Papa Francisco en un curso de choque con el pensamiento católico neoliberal, especialmente en Estados Unidos”.
En tanto, el veterano analista del Vaticano, John Thavis, lo calificó como una “Carta Magna para una reforma de la Iglesia”.
Otros analistas católicos agregaron que la línea progresista en la Iglesia podría estar en desacuerdo con el rechazo del documento a la ordenación de mujeres, aunque deja abierta la puerta para que las mujeres asuman posiciones de “toma de decisiones” en la institución.