Las refinerías La Pampilla y de Talara tienen que iniciar en simultáneo su proceso de modernización porque, de realizarse en tiempos dispares, habría un desbalance en el precio de los combustibles y, como consecuencia, un desabastecimiento en el país, recomendó Pedro Martínez, expresidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE).
Ambas refinerías -que se dividen en 50%-50% la demanda del país- deben invertir en una planta de desulfurización para producir un combustible limpio para el medio ambiente, con niveles internacionales de 50 por partes por millón de azufre (hoy llega hasta 5,000). El plazo para cumplir esta disposición, según ley, es para el 2016.
Petroperú ya anunció que en julio iniciaría la modernización de la refinería de Talara, mientras que se espera que La Pampilla sea vendida como parte del paquete de activos de Repsol.
“Una refinería no puede adelantarse a la otra porque eso ocasionaría un problema de abastecimiento en el futuro. Si una termina antes que la otra, tendría que cobrar un precio mayor por esa inversión y, obviamente, el consumo se volcaría hacia el producto más barato. Y eso provocaría un desabastecimiento, porque una refinería no cubre la demanda total”, advirtió Martínez, también presidente de Pecsa.
En ese sentido, consideró que al Gobierno le corresponde hacerle recordar a Repsol su compromiso para modernizar La Pampilla. “Al margen de que (Repsol) la venda o no, ese compromiso medioambiental debe ser cumplido”, exhortó.
Importación de diesel
Martínez refirió que solo en Lima y algunos departamentos del sur tienen un diesel con 50 partes por millón de azufre, pero que este producto es importado ante la incapacidad de las refinerías para producirlo.
En tanto, la zona norte del país y la selva aún se abastecen con combustible altamente contaminante.
“Entre los factores de importación, producción y exigencias medioambientales, hay que ecualizar estos elementos y finalmente llegar al mejor entendimiento”, dijo Martínez.