1. Ver las oportunidades
Las personas ricas, que tienen varias empresas, siempre ven oportunidades y se proyectan al crecimiento. No es raro, que en la fiesta de final, el jefe o el CEO diga emocionado: “el próximo año seremos mejores, vamos a crecer en un tanto por ciento y seremos la empresa líder en el mercado”.
Si uno es independiente, no hay que concentrarse en las pérdidas y crisis. Los líderes proponen soluciones y no quejas.
2. Ganar e invertir
Si uno quiere ser pobre, hay que concentrarse en gastar su dinero. Esa es la realidad. Uno puede tener dinero (activo) y lo puede invertir en negocios para atraer más dinero. De lo contrario, de nada sirve el dinero debajo del colchón ni mucho menos, gastándolo en las tiendas o clubes cada fin de semana.
3. Administrar el dinero
Si hay problemas en retrasos de pagos y sueldos, se deben buscar alternativas y otras formas de ingreso. No hay que quedarse administrando deudas para empezar otras nuevas. Si se gana poco, no se debe malgastar el dinero en cosas que son innecesarias o que en su casa ya se tiene. Evitar los desperdicios.
4. Que el dinero trabaje por uno
Los millonarios conocen muy bien que las ganancias son aprovechadas para seguir invirtiendo, es decir, siga este ejemplo: si se ha comprado un apartamento por inversión, se debería arrendarlo y con la cuota recaudada se pagaría el préstamo al banco y sus respectivos intereses. Cuando se termine de pagar, se va a seguir recibiendo las utilidades. Esta es la mentalidad del visionario.
5. No pensar en el beneficio personal
La peor idea es pensar que se va hacer millonario de la noche a la mañana. Uno debe pensar en el negocio, en retribuir e invertir las utilidades, en mantenerlo y adecuarlo a los cambios que prepara la competencia. Hay que recordar que el éxito se debe ver a largo plazo y el precio para lograrlo es a veces doloroso.