A sus 46 años, Satya Nadella, vicepresidente de la división Cloud and Enterprise de Microsoft, reemplazaría a Steve Ballmer, quien ha ocupado el cargo más alto de la firma desde 2000. El reporte que Bloomberg publicó recientemente señala que el cambio ocurriría tan pronto como las siguientes semanas. Pero este proceso no estaría libre de cuestionamientos.
Cuando Ballmer anunció su renuncia el 23 de agosto del año pasado, después de un controvertido mandato de 13 años, las acciones de la empresa subieron durante esa jornada hasta 8%.
De hecho, la mayoría de observadores considera que, con el liderazgo del hombre de 57 años, la tecnológica tuvo varios tropiezos. Sus acciones han ganado sólo el 74% en la última década. E incluso la reorganización que Ballmer efectuó hace algún tiempo causó la salida de ingenieros talentosos o bien porque perdieron la oportunidad de ascender o porque les delegaron funciones menos deseables.
Sydney Finkelstein, autor de 15 libros incluido ‘Why Smart Executives Fail’, está convencido de que Microsoft está socavando las posibilidades de cualquier nuevo CEO de tener un mandato exitoso. El error más grande: la decisión de que Ballmer continúe sentado en el consejo de administración de la compañía.
El especialista consultado por Susan Adams, colaboradora de Forbes, cree que eso afectó la capacidad de Microsoft para atraer un candidato externo. Lo cual sí habría ocurrido. Un informe de Bloomberg dio a conocer que Redmond había puesto en la mira al actual CEO de Ford Motor, Alan Mulally; al CEO de Qualcomm, Steve Mollenkopf; y al CEO de Ericsson AB, Hans Vestberg. Pero ellos no figuran ya en la lista de posibles sucesores.
En efecto, nadie querría estar en una posición donde el ex jefe ejercería una influencia tal que sería capaz de frenar cualquier decisión del nuevo CEO.
Con el fin de ejercer un control significativo, un CEO que provenga de otra empresa también querría sustituir a Bill Gates como presidente del consejo, señala Finkelstein. En ese caso, ya habría un reemplazo: John Thompson, un ex ejecutivo de IBM. Si bien Gates podría dedicarse a la filantropía en los siguientes años, es bastante probable que no quite la vista de Microsoft.
El otro tropiezo con respecto al proceso de elección: el destino de otros candidatos internos para ocupar el puesto más alto de Microsoft. Si ellos están interesados en convertirse en CEO, hay una buena probabilidad de que buscarán una oportunidad en algún otro lugar para alcanzar sus sueños.
Finkelstein cree que Nadella podría significar una excelente opción, debido a su experiencia en computación en la nube, pero podría tener mayores posibilidades de éxito, si la tecnológica decidiera la salida permanente de Ballmer.