(Bloomberg).- Mujeres de Nueva York, regocíjense. Tienen la menor diferencia salarial por género entre los 50 estados de Estados Unidos: ganan 89 centavos por cada dólar que ganan los hombres.
Esto difícilmente podría parecer una buena noticia (hasta que uno ve los números en Wyoming). Apodado el estado de la igualdad con su lema de “Derechos Equitativos”, Wyoming es un lugar donde no se paga muy bien a las mujeres: una mujer recibe 64 centavos por cada dólar que recibe un hombre, la peor cifra de todo Estados Unidos.
El progreso a nivel nacional en EE.UU. en relación a la reducción de la brecha salarial se ha desacelerado desde el 2001, de acuerdo con The Simple Truth About Gender Pay Gap, un reporte de la American Association of University Women (AAUW, por sus siglas en inglés), publicado el jueves. Si ese ritmo de cambio persiste, las mujeres estarán ganando lo mismo que un hombre para el año 2152, según el reporte de esta organización.
Sin embargo, al mismo tiempo, la relación entre los ingresos de los hombres y las mujeres a nivel nacional en 2015 fue del 79.6%, la más baja en términos ajustados a la inflación desde 1960. Y la perspectiva de paridad puede diferir considerablemente dependiendo del estado.
Hay un gran debate en relación a cómo interpretar la desigualdad salarial por género.
Quienes usan la muy citada estadística de que las mujeres norteamericanas ganan 78 centavos por cada dólar que gana un hombre como evidencia de discriminación (en realidad el número se acerca más a 80 centavos), no están comparando manzanas con manzanas, según algunos investigadores, citando la diferencia de horas trabajadas y las diferentes elecciones de carrera, entre otras cosas.
El escepticismo en relación a esta medida es válido, dice Catherine Hill, vicepresidenta de investigación de AAUW. Es una cifra general que mezcla muchas cosas, incluyendo la edad y ocupación. Hill dice que esta cifra es más notable por mostrar tendencias, como una reducción de la diferencia durante la década de 1980 y 1990, “cuando los logros académicos de las mujeres eran el motor principal”, y un aplanamiento en esa línea en los últimos 15 años.
Después de tomar en cuenta la edad, la ocupación y otros datos, todavía hay una diferencia salarial que no se puede explicar, dijo la profesora de economía en Harvard, Claudia Goldin. “Pero”, agrega, “no somos tan inteligentes para decir que la brecha salarial se deba a un tema de discriminación”.
Hill de AAUW dijo que, después de controlar 11 factores, el reporte encontró que existe una diferencia de 7% un año después de que las mujeres se gradúan de la universidad.
“Eso nos dice que algo más está pasando”, dijo. “Sí, las decisiones que tomamos son gran parte de eso, pero también son las decisiones que la gente asume que tomaremos”, como por ejemplo dejar de trabajar para criar a los hijos o encargarnos de otros familiares. La AAUW también analizó la desigualdad salarial que existe entre razas y etnias.
Dentro de sus hallazgos: las hispanas, las nativas americanas, las mujeres de Alaska, las afroamericanas, las hawaianas y las habitantes de otras islas del Pacífico tuvieron una menor diferencia salarial en comparación con hombres de su misma raza o grupo étnico que la que tuvieron las no-hispanas y las asiáticas nacidas en Estados Unidos.
Las diferencias salariales entre mujeres y hombres con la misma ocupación pueden también ser amplias, según el reporte. “la segregación por ocupación es un factor importante”, dice. Los empleos con la mayor brecha salarial resultan ser fundamentales para la economía moderna: como director financiero y desarrollador de software.
Debido a que más mujeres están ocupando puestos que antes dominaban los hombres, el efecto ha disminuido, pero la mayor integración de más ocupaciones se estancó a principios del año 2000, según AAUW.
Si en los próximos años hay más mujeres ocupando esos puestos, eso ayudará a reducir la desigualdad, pero no a eliminarla, concluyó el estudio. Una cosa es segura: el título del reporte de AAUW es tremendamente inapropiado. No hay nada simple en relación a la diferencia salarial de género.