La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) publicó su nuevo Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, conocido como Informe GEM, y no trae un panorama nada auspicioso con miras al 2030.
El documento evidencia que para hacer realidad el potencial que tiene la educación para impulsar el progreso y dar respuesta a los problemas que afrontan hoy la humanidad y el planeta, la educación deberá pasar antes por “una profunda transformación”.
Para la Unesco, urge que los sistemas educativos dispensen competencias más sofisticadas, acordes con las necesidades de las economías en crecimiento, cuyos empleos requieren un conjunto de aptitudes que evoluciona con rapidez, pues muchos puestos de trabajo están ahora automatizados.
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“Con las tendencias actuales, en 2020 se registrará un déficit de 40 millones de trabajadores con estudios superiores con respecto a la demanda”, advirtió.
El informe demuestra que hay un cambio “vital” y es lograr que para 2030 la universalización del segundo ciclo de enseñanza secundaria en los países de ingresos bajos sacaría de la pobreza a 60 millones de personas para 2050.
“Es imperioso lograr avances más sustanciales en el terreno educativo”, enfatizó la Unesco, que advirtió que de mantenerse las tendencias actuales, en América Latina y el Caribe la universalización de la enseñanza primaria no sería una realidad hasta 2042.
Otras consecuencias serían que la terminación universal del primer ciclo de secundaria lo sería en 2066; y la del segundo ciclo de secundaria quedaría para 2095.
“Todo ello dejaría a la región con un retraso de 65 años con respecto al límite marcado para el cumplimiento de la Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS), esto es, 2030”, puntualizó.
El informe de la Unesco se titula “La educación al servicio de los pueblos y el planeta”, y justamente deja patente que los sistemas educativos deben prestar mucha más atención a las cuestiones ambientales.
Por ejemplo se revela que en Brasil, Argentina, Uruguay y México, más del 60% de los estudiantes de más de 15 años apenas tienen conocimientos elementales de los temas de medio ambiente.
Mientras que en la mayoría de los países la educación es el mejor indicador del nivel de sensibilidad respecto del problema del cambio climático, en los planes de estudios de la mitad de los países del mundo no hay ninguna mención explícita del cambio climático o de la sostenibilidad ambiental.
En los planes de estudios de Argentina y Haití tampoco aparece término alguno relacionado con el desarrollo sostenible.
“Hay que transformar radicalmente nuestra concepción del papel que incumbe a la educación en el desarrollo mundial, porque tiene un efecto catalítico sobre el bienestar de las personas y el futuro de nuestro planeta,” dijo la Directora General de la Unesco, Irina Bokova.
Si se alcanzara en 2030 la universalización de la enseñanza secundaria para las mujeres en edad de procrear, disminuiría la tasa de mortalidad de los menores de cinco años en el África subsahariana de 68 a 54 fallecimientos por cada 1.000 nacidos vivos en 2030 y de 51 a 38 fallecimientos por cada 1.000 nacidos vivos en 2050.
Como la salud de los niños puede beneficiarse de los efectos en la comunidad y de la difusión de prácticas y comportamientos saludables, la mortalidad infantil podría disminuir aún más que lo que se desprende de estos cálculos.
La educación puede aumentar los ingresos per cápita al incrementar la productividad de la mano de obra y acelerar el desarrollo y la adopción de nuevas tecnologías.
En los países de ingresos bajos, la terminación universal del segundo ciclo de la enseñanza secundaria aumentaría los ingresos per cápita en un 75% para 2050.
Aunque para eliminar la pobreza extrema en 2030 no basta con alcanzar la meta 4.1 del ODS, podría hacer progresar diez años la eliminación de la pobreza.