Han pasado pocos años desde que las grandes compañías mineras anunciaban inversiones de miles de millones de dólares para satisfacer el enorme apetito de minerales que tenía China, pero la desaceleración económica que ahora vive ese país los ha obligado a abandonar sus proyectos.
“China está pasando de un modelo de crecimiento no sostenible, impulsado por las inversiones, a un modelo más sostenible organizado en torno al consumo, la innovación”, dijo Nic Brown, experto en la industria minera de Natixis.
Por citar un ejemplo, en el 2011, BHP Billiton invirtió US$ 20,000 millones en actividad en el petróleo y el gas en los Estados Unidos, una suma colosal que, sin embargo, estaba por debajo de sus beneficios netos anuales de entonces.
Ese mismo año, Vale de Brasil anunció un plan de inversión récord de US$ 21,500 millones para el año 2012, el año en que Glencore y Xstrata lanzaron una megafusión para dar nacimiento a la cuarta empresa mundial de minería.
Sin embargo, desde hace cuatro años, los precios de los metales han caído, con lo que el precio del cobre pasó de más de US$ 4.43 la libra a mediados de enero del 2011 a unos US$ 2.61 la libra en marzo del 2015.
“La transición económica en China y la incapacidad de otros mercados emergentes para llenar este vacío han provocado una desaceleración de la demanda”, dijo Ivan Szpakowski, en un informe publicado por el banco Citi.
La oferta minera es demasiado abundante por culpa de las inversiones masivas de los últimos años, y eso baja los precios, sobre todo del carbón térmico, el acero y sus componentes (mineral de hierro y carbón), que dependían mucho de sus ventas a sectores chinos como la industria, la construcción de infraestructuras o los bienes raíces.
El Gobierno chino prevé un crecimiento de 7% en 2015 después del 7.4% en 2014, una desaceleración sin precedentes en 25 años para este país, la locomotora de la actividad mundial cuyo crecimiento era superior 10% a comienzos de esta década.
Esto ha asustado a los actores de los mercados del cobre, el aluminio, el níquel, el plomo o el zinc, de los que China todavía consume casi la mitad de la producción mundial.
“El paradigma tradicional de análisis de la demanda de materias primas, que se basa en Estados Unidos, China y Europa, será cada vez menos útil porque los generadores de la demanda vendrán cada vez más de ‘los cinco emergentes’: India, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), Medio Oriente, Latinoamérica y África”, estimó el analista de Citi.
Pero esta nueva demanda no será suficiente para compensar la caída en los pedidos de China, impulsando a las compañías mineras a recortar sus planes de inversión y buscar fuentes de ahorro para estos tiempos difíciles condenados a durar.
Vale recientemente anunció que recortaría sus inversiones en 2015 por cuarto año consecutivo, y Anglo American sufrió una amortización de US$ 3,900 millones debido a la caída de los precios de las materias primas.