Bloomberg.- Paul Schmelzing, candidato a doctor por la Universidad de Harvard y académico visitante en el Banco de Inglaterra, dijo que si la nueva burbuja del mercado de bonos explota será peor que en 1994, cuando los bonos del mundo experimentaron la mayor caída anual de la que se tenga registro.
“Si se analizan ocho siglos de datos, se puede ver que el mercado alcista de 2016 fue uno de los mayores de la historia”, escribió Schmelzing en un artículo posteado en Bank Underground, un blog del personal del Banco de Inglaterra. “La historia sugiere que esta reversión obedecerá a fundamentos inflacionarios y que afectará a los inversores más que la ‘masacre de bonos’ de 1994”.
Schmelzing, cuyo análisis se centra en la historia de los sistemas financieros internacionales, dividió los mercados de bonos bajistas de los últimos tiempos en tres grandes tipos: la reversión de la inflación de 1967-1971, la reversión brusca de 1994 y el shock del valor en riesgo de Japón en 2003.
Global Government Index de Bank of America Merrill Lynch, un índice de bonos soberanos, cayó 3.1 en 1994, el peor derrumbe anual de su historia, cuando Alan Greesnpan, que en ese momento presidía la Fed, sorprendió a los inversores al casi duplicar la tasa de referencia. Los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años subieron de 5.6% en enero a 8% en noviembre.
El actual mercado de bonos enfrenta la “tormenta perfecta” de posible agudización de la curva de rendimiento de los bonos, endurecimiento de la política monetaria y un período de varios años de pérdidas sostenidas a causa de un retorno “estructural” de la inflación que recuerda el de 1967, dijo. El último trimestre fue el peor para los bonos gubernamentales desde 1987, según datos que recopiló Bloomberg.
Las expectativas globales de inflación medidas por la diferencia de rendimiento entre los bonos vinculados a índices y los nominales han subido al mayor nivel desde mayo de 2015 después de caer a un mínimo récord en febrero del año pasado.
“Según los patrones históricos, eso implica declinaciones sostenidas de dos dígitos sobre las tenencias de bonos, crecimiento inferior al promedio en los mercados desarrollados y riesgos de balance para los sistemas bancarios con mayor anclaje local”, dijo Schmelzing.