El 2016 ha tenido un inicio bastante agitado para los mercados financieros y economía en general. Dos de los eventos que marcaron el primer mes de este año fueron: el derrumbe de la bolsa china y la profundización de la caída del precio del petróleo. A raíz de éste último, tanto la cotización de Londres (Brent) como la de New York (WTI) retrocedieron a niveles mínimos no vistos desde el 2004.
En el último reporte de Asbanc se señala que al 3 de febrero último, el precio del crudo Brent se situó en US$ 34.4 por barril, mientras que el crudo WTI se ubicó en US$ 32.29 por barril. Ambas cotizaciones registran un descenso anual de 37.92%, en el caso del Brent, y 33.35% -para el WTI- y un desplome de 69.91% y 69.53%, respectivamente, si se compara con junio del 2014, que fue cuando el precio del barril de petróleo bordeaba entre US$ 110 y US$ 120.
Débil demanda
De acuerdo a la Oficina de Información de Energía de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en ingles), la producción mundial de petróleo llegó a 95.63 millones de barriles diarios en diciembre del 2015, mientras que el consumo mundial de petróleo en el mencionado mes sumó 94.08 millones de barriles diarios.
Entre el 2010 y julio del 2014, la demanda por crudo superaba a la oferta (salvo en algunos meses puntuales), periodo en el que -precisamente- se registra un fuerte repunte en el precio. No obstante, desde mediados del 2014, dicha tendencia se invirtió y ha sido la oferta mayor a la demanda. Más aún, la brecha entre la producción mundial de petróleo y el consumo global de dicho hidrocarburo ha ido ampliándose continuamente, y según la EIA, se espera que se mantenga así hasta -al menos- el 2017.
La debilidad de la demanda global por crudo también influyó en la reducción de las cotizaciones de dicho hidrocarburo. Según cifras del FMI, la economía mundial creció 3% en el 2015, por debajo del 3.4% registrado en el 2014. La expansión de la economía estadounidense –principal consumidor de petróleo en el mundo- y de la zona euro continúa siendo débil (EE.UU. habría cerrado con un crecimiento de 2.5% en el 2015, mientras que en la Eurozona llegó a 1.5%, de acuerdo a estimaciones del FMI), al igual que en Japón (0.7%).
Similarmente, la economía china continuó desacelerándose, mientras que los países emergentes mostraron pobres desempeños, especialmente Rusia y las naciones latinoamericanas. En ese sentido, la fragilidad que muestran las economías antes mencionadas ha jugado un rol importante detrás de la menor demanda mundial por petróleo.
De lo anterior, se desprende la siguiente pregunta: ¿Por qué los principales productores de petróleo no reducen la oferta, para que se equilibre con la demanda y así presionar el alza los precios? De hecho, eso es algo que ha efectuado la OPEP en el pasado, de tal manera de poder darle un impulso a las cotizaciones del petróleo. Eso no ha sucedido en esta ocasión y la razón para ello es que la OPEP -y más concretamente, Arabia Saudita- parece estar cómodo con los precios actuales, y ha asumido una posición férrea en el sentido de no estar dispuesto a aceptar que el cártel petrolero reduzca su nivel de producción, porque de hacerlo, el crudo estadounidense ocuparía una mayor porción en el mercado.
Se presume además entre especialistas financieros de materias primas que la postura saudita busca también que la cotización del petróleo se reduzca a tal nivel que la producción estadounidense (que utiliza en mayor medida el fracking para la extracción del petróleo, técnica más cara que la que normalmente usan sus competidores) deje de ser rentable. Sin embargo, los productores norteamericanos han mostrado ser más tenaces de lo se esperaba y se han adaptado a los bajos precios, ajustando sus procesos de producción, reduciendo costos y aumentando su productividad, y si bien han disminuido su producción en el 2015, el descenso ha sido ligero (apenas -0.33%, según la EIA).
Balance y perspectivas
Dado este panorama, los pronósticos para el precio del petróleo en este 2016 son diversos pero las proyecciones coinciden en que se mantendrán en niveles bajos al cierre de año. La EIA espera que la cotización se sitúe en US$ 40 por barril, el Banco Mundial espera que llegue a US$ 37 mientras que Citigroup también aguarda que el precio sea US$ 40, por mencionar algunos. El principal sustento detrás de dichos pronósticos es que se augura que el exceso de oferta se mantendrá en el mercado petrolero durante el 2016.
Con el barril de petróleo bordeando los US$ 40, habrá algunos países que se beneficiarán y otros que no. Los favorecidos son los importadores netos de crudo (como el Perú), quienes ahora accederán a este hidrocarburo a menores costos. En general, las personas y empresas que usan esta materia prima de diferentes maneras (a través de combustibles derivados, o manera de insumo, entre otros), también serán (y son) beneficiados por los precios bajos del crudo. En cambio, aquellos países que cuentan con una industria petrolera importante, verán reducirse sus ingresos por las ventas de dicho commodity.
Entre los más perjudicados estarían Rusia y Brasil, que tienen que enfrentar este 2016 estando en recesión. Otros productores más pequeños como Venezuela, Colombia y Ecuador también afrontarán un año bastante desafiante, considerando que sus ingresos petroleros representan parte sustancial de sus ingresos fiscales.